Han pasado siete años del paso del huracán María por la isla y es como si el tiempo se hubiese detenido. Nos sigue doliendo igual. Cada vez que aparece la imagen de los tenis frente a la plaza en el Capitolio, cada vez que aparece la cifra 4,645, nos duele.

Y ni hablar cada vez que salimos a la calle y vemos un toldo azul, confirmándonos que todavía no nos hemos repuesto. Sí, nos duele. Y es que no hay manera de reponernos de un dolor tan grande.

A siete años de María, Bad Bunny lanzó la canción “Una Velita”, y algo volvió a despertase en nuestra memoria colectiva.

El miedo, la rabia, el dolor, la impotencia y la frustración tocaron nuestros corazones y nos reafirmaron que la herida sigue abierta.

Alabanza a todos aquellos que perdieron su vida en María. Alabanza a todos aquellos que aún siguen levantándose de ese fatídico 20 de septiembre de 2017. Entonces, aparece la imagen de los políticos indiferentes, los miles de suministros perdidos, las ayudas que no llegaron y el “presidente” que intentó aminorar nuestro dolor con papel toalla. Y todavía duele, duele mucho.

A semanas de escoger nuestro futuro, debemos repasar todo lo que, como país, hemos vivido. Debemos analizar nuestra historia y cuestionarnos en qué lugar de ella estamos.

Ya que ha culminado el proceso de inscripción, es importante en estas semanas estudiar las plataformas de gobierno de nuestros candidatos. Hay que hacer un análisis exhaustivo de quiénes están aspirando a escaños políticos en la Legislatura, ya que muchas veces privilegiamos solo las plataformas de los candidatos a la gobernación y olvidamos la importancia de los representantes a la Cámara y el Senado.

El viernes, camino a Aguadilla, me sorprendió la cantidad de pasquines de campañas políticas. Son muchísimos quienes están aspirando a la Cámara y el Senado, y de ellos casi no se habla. Es entonces cuando pienso que, de la misma manera en que se crearon campañas para fomentar la inscripción electoral, es importante que se desarrolle una iniciativa educativa en donde se hable sobre los candidatos a esos puestos.

Importante explicar el valor de la Cámara y el Senado, pues son ellos quienes presentan los proyectos de ley que, eventualmente, serán o no aprobados por el gobernador.

De hecho, hace año y medio, participé en una vista pública defendiendo un proyecto en donde se fomentaba de manera obligatoria el currículo de Bellas Artes en las escuelas públicas. Para mi sorpresa, a la vista solo asistió la senadora que presentó el proyecto, una representante de la oposición -solo para ver la primera ponencia- y un asesor legislativo. Esto me levantó bandera y me ha hecho reflexionar sobre a quiénes ponemos en la Legislatura. Así que, es un buen momento para estudiar a profundidad nuestros candidatos y saberlos elegir mejor.

En estos días que restan de cara a las elecciones, no podemos quedarnos solamente en los dimes y diretes, hay que mirar más allá, hay que profundizar. Lo que estamos próximos a elegir no es cualquier cosa, es nuestro futuro para construir un presente mejor que el pasado. Y ojo, no es que seamos severos, es que seamos certeros. Debemos apelar a la sabiduría y escoger a conciencia.

A diferencia de otros procesos eleccionarios, ahora tenemos al alcance de un botón la información. Sentémonos en familia a discutir lo que mejor le conviene a nuestro país. Sintámonos con el derecho de conocer lo que nuestros políticos tienen para ofrecernos, pero no nos dejemos lavar el cerebro.

Insisto, hay que estudiar a conciencia.