La vida es tan efímera. Insisto.

El pasado jueves recibimos la triste noticia del fallecimiento de Pilar Victoriá, integrante de la Selección Nacional de Voleibol de Puerto Rico, quien se encontraba en Turquía como jugadora importada del club Nilüfer Belediyespor.

Recuerdo a Pilar de los pasillos y canchas del Colegio Católico Notre Dame en Caguas. Ella y su hermana eran algunas de las estrellas de los equipos. Sus padres SIEMPRE presente, apoyándolas.

Pilar era una joven humilde, no gastaba palabras, responsable, sencilla, disciplinada y con una risa que no pasaba desapercibida. No hay duda de que hoy todos los que tuvimos la oportunidad de conocerla la pensamos así.

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Entonces, inevitablemente, pienso en sus padres, ahí al pie de las gradas, velando cada jugada de sus niñas. Pilar, inspiración de su hermana, era también la de todos los jugadores de Notre. Un ejemplo a seguir. El acompañamiento de su familia fue fundamental en la carrera de esta virtuosa del deporte.

Inmediatamente, pienso en el proceso de duelo que vivirán sus padres, su hermana, amigos, familia, compañeras de equipo. Y es que los padres nos están preparados para perder un hijo. De hecho, no existe un término que defina cuando un hijo muere. Así que para sobrellevar la pérdida, reflexionemos un poco sobre el duelo.

El duelo es un proceso emocional que se experimenta tras la pérdida de un ser querido, una relación significativa o, incluso, una experiencia importante en la vida.

Este proceso puede manifestarse de diversas maneras y puede incluir sentimientos de tristeza, ira, confusión, e incluso alivio, dependiendo de la situación y la relación con lo perdido.

Existen varias etapas del duelo, comúnmente referidas como las etapas de Kübler-Ross, que incluyen:

  1. Negación: La persona puede tener dificultades para aceptar la realidad de la pérdida.
  2. Ira: Pueden surgir sentimientos de frustración y resentimiento.
  3. Negociación: Se pueden hacer tratos o promesas en un intento de cambiar la situación.
  4. Depresión: La tristeza profunda puede prevalecer, y la persona puede sentirse abrumada por la pérdida.
  5. Aceptación: Finalmente, se llega a un estado de aceptación, donde se comienza a encontrar paz con la pérdida.

Es importante recordar que el duelo es un proceso único para cada individuo y no hay un “modo correcto” de lidiar con él. Buscar apoyo en amigos, familiares o profesionales puede ser fundamental durante este tiempo.

Puerto Rico ha perdido una joven humilde, sencilla, noble, disciplinada, ejemplo para la juventud. Una joven que la cancha y el voleibol se convirtieron en su primer amor. Pilar ¡Gracias por darnos gloria!

Ante un momento como este, es importante acompañar en oración a esta familia que hoy sufre una pérdida enorme. El cielo ha ganado un ángel que será iluminado con su sonrisa. Abracemos su recuerdo y honrémosla siempre.

A sus padres, que sepan que no están solos, que Pilar se ha ido a descansar junto a los brazos de nuestro amado Padre del cielo. No hay palabras que le brinden consuelo, pero el poder de la oración lo transforma todo. Aquí estamos para ustedes.

Que la familia de Pilar tenga la certeza que ella será ETERNA. Que en cada jugada su memoria está presente. Reciban un abrazo lleno de paz, calma y fortaleza de todo un país que hoy llora la muerte de una gran hija de nuestra amada patria. ¡Descansa en paz y libertad, amada Pilar! Los ángeles te reciben.