En los pasados días, las redes sociales han explotado con toda clase de comentarios tras determinarse que los periodistas no podían estar en los programas especiales que se habían designado como parte de la misión del llamado “task force” médico, que nombró la gobernadora Wanda Vázquez Garced.

El grupo de especialistas médicos goza de gran prestigio en la comunidad científica, pero al parecer su portavoz principal, el doctor Segundo Rodríguez, pecó de inocente al dar a conocer que él fue quien recibió el mensaje originario que dio rienda suelta a un burdo caso. El suceso está siendo investigado por la Asamblea Legislativa, el Departamento de Justicia y hasta por los federales, luego de que presentara todos los síntomas de haber sido un montaje para el gran tumbe de $38 millones por unas pruebas que serían compradas en el extranjero. Definitivamente, como dice Juan del Pueblo: “a tomates, no huele”.

Si bien es cierto que la participación del galeno simplemente se limitó a pasar un mensaje, demuestra también cómo ciertos elementos del mundo político hacen valer artimañas de acceso para lograr un padrino que abra la puerta.

De la noche a la mañana, el que una compañía de construcción haya sentido la necesidad altruista de involucrarse en un asunto de salud, levanta de inmediato la primera bandera. Después nos enteramos de que en la transacción millonaria solo estaban implicados aparentes personajes de segundo y tercer nivel. ¡Caramba! Aquí no estamos hablando de $100 o $200, se trata de millones. Y no encontrará, al menos en el papel, personas de “rango” vigilando, realizando algún monitoreo o decidiendo. Eso, querido amigo, es preocupante.

El novelón sigue con cuentos que apuntan a entrega inmediata de cinco días desde Australia, con una compañía que no tenía ni idea de que se estuviese mencionando en el Caribe. También hay falsificaciones de firmas y amigos del alma buscando guisar.

Todo este rompecabezas se ha podido conocer gracias a la intervención de periodistas y diferentes medios. Todos enfocados en la misma dirección: la búsqueda de la verdad. Se han realizado aportaciones que, al parecer, molestan al oficialismo. Le corresponde a todos los entes que están investigando, el fijar responsabilidad criminal. A nosotros nos toca la responsabilidad de la verdad. Por ello es importante que el país entienda cuán importante es la libertad de prensa; respaldar la labor periodística por encima de lo que usted pueda pensar en términos de ideologías o partidos.

A través de la historia moderna, la prensa ha destapado situaciones y actos de corrupción. Lo ha hecho tanto en administraciones del Partido Nuevo Progresista (PNP) como del Partido Popular Democrático (PPD). Por mencionar algunos ejemplos: Maravilla, Instituto del SIDA, Anaudi, las becas Tony en la UPR; más reciente aún, el chat de Telegram, la verdad de los muertos del huracán María, suministros de agua potable en la pista de Ceiba, el escándalo del almacén después del terremoto y los robos en Educación.

Por esto y más, es necesario defender este oficio. De no existir, estaríamos a merced de la propaganda que solo busca vender las pobres intenciones de personas sin escrúpulos. Es enemiga de la verdad. La historia está llena de estos casos. En ellos siempre pierde la sociedad. Sin prensa, la verdad muere. ¡Que la gobernadora no permita esto! Es duro, no es fácil ser escrutado todo el tiempo, pero es un dolor de parto necesario para tener una democracia fuerte.