¡Mezclita!, “el hombre del momento”. El “macharrán” que coordinó a un grupo de motociclistas que detuvo el tráfico por espacio de media hora en el expreso Luis A. Ferré el domingo pasado y los condujo por la vía, en claro reto a las autoridades.

Hasta el domingo, nadie conocía públicamente a este sujeto, pero luego de su desordenada actividad saltó a la “fama”, gracias a las redes sociales. ¡Increíble! Mezclita tuvo ese poder de convocatoria. Un nombre que, de seguro, usted asociaría a los sabrosos sándwiches rellenos de pimiento, jamonilla y queso, en lugar de un personaje de nuestra sociedad.

Luego, lo vimos despidiéndose del país a través de las propias redes sociales, huyendo de la ley desde el aeropuerto. En su alocución, culpaba al productor Raphy Pina por su desgracia, al tiempo que le profesaba su amor platónico a la compañera Aixa Vázquez. ¡Si no lo hubiera visto, no lo creería! Una gran pérdida para Puerto Rico, ¿no creen?.

Pero Mezclita no es un fenómeno aislado. Es más común de lo deseado, y ¡vaya que nos llenamos de estos personajes! Antes de Mezclita, tuvimos la versión original del macaracachimba sobre ruedas, en el Rey Charlie. Condujo toda una horda de desordenados en los días previos a la renuncia de Ricardo Rosselló.

Rey Charlie se volvió una celebridad de la noche a la mañana. Sin muchas credenciales, se apoderó de los medios desde las redes sociales.

Así, de tiempo en tiempo, tenemos estos héroes virtuales. Como Manolito. El hombre desaparecido todo un fin de semana, luego de que saliera de Aguadilla a Guaynabo y no regresara. Después apareció sorpresivamente, alegando que estaba de juerga con unas amistades. Se volvió un héroe de los hombres que en forma burlona festejaban que había dejado a su esposa por unos días y reapareció para contarlo. El hombre salió en cuanta entrevista se podía imaginar, tanto en redes sociales y medios masivos.

Poco duró la popularidad de Manolito, pues se descubrió que era medio “delincuentoso”, tras terminar tras las rejas al violar una probatoria. ¡Qué joyita!

Y ya que utilizo el término “delincuentoso”, tenemos que hablar de su creador, Papo Christian. Papo es todo un personaje, pero con un ángulo positivo. Papo es líder cívico y de su comunidad. Dice las cosas sin tapujos en un peculiar estilo. Por ello, saltó a la fama y se ha mantenido como una voz de conciencia. Su voz ronca, dramatismo y fraseo, lo hacen una figura conocida por todos.

Las redes también nos dan realismo. Nada tan real como la estridencia de Juanita. Doña Juanita Sánchez es un fenómeno. Nunca había conocido a una persona que dijera más malas palabras por segundo que está señora. De ahí su popularidad, pues es tomada a chiste y a burla. Muy penoso, si lo analiza en su fondo.

También tenemos otros que defienden ideas algo alocadas. Un ejemplo de esto es el profesor Reinaldo Ríos. Defiende la existencia de los extraterrestres. Esto es apoyado por muchos, pero de ahí a fomentar ovnipuertos, puestos de observación y hasta una colectividad política a llamarse Partido Extraterrestre Omnipotente (PEO, por sus siglas), raya en niveles de un desajuste severo. Sin embargo, es objeto de entrevistas frecuentes con inconsecuentes resultados.

Las redes sociales no tienen la exclusividad a la hora de crear estos personajes. Los medios tradicionales también tienen su cuota. ¿Qué me dicen de La Comay? Por tres décadas, ha entrado a nuestras casas. No existe en la historia televisiva de nuestra isla un fenómeno igual. El debate está abierto para que evalúe su aportación, pero definitivamente su existencia ha marcado nuestras vidas.

Para finalizar, tenemos a “Titi Aixa”. Aixa Vázquez con elegancia y humor ha creado este personaje que saluda a todos en su cumpleaños. Grandes y chicos disfrutan de su presencia y del saludo de los muñecos que la acompañan.

Claroooo, como dije, Titi Aixa también le robó el corazón a Mezclita. Con él empezamos nuestra reflexión y con él, terminamos. El mayor éxito en su destino final y que tenga presente que su aportación ya no es necesaria en nuestra isla.

Hasta la próxima, amigos.