Hace más de 500 años, el conquistador español Hernán Cortés ordenó quemar sus barcos para evitar que sus soldados desertaran y salieran en fuga ante lo retante de la conquista de México. Era una medida drástica para no dar marcha atrás y empujar a su milicia ha seguir adelante. Desde entonces, se utiliza el término de “quemar naves” cuando alguien propicia una acción drástica que difícilmente pueda provocar dar marcha atrás a su acción.

Eso posiblemente aplica al presidente de la Cámara, Rafael “Tatito” Hernández Montañez, quien ayer la emprendió “con todos los hierros y sin miseria” contra su homólogo del Senado, José Luis Dalmau. La manzana de la discordia fue el presupuesto del País, una medida que se viene considerando durante algunos meses. El proyecto fue confeccionado y modificado bajo la armonía de las comisiones de Hacienda de ambos cuerpos legislativos, que están dirigidos por las mentes sensatas de Jesús Santa y Juan Zaragoza. Ahí no es que radica el problema.

El génesis de este meollo radica en la acusación de que el líder cameral metió en el papeleo presupuestario unas medidas adicionales que no habían sido consensuadas con el Senado. En otras palabras, que Tatito, trató de meter “gato por liebre” a Dalmau con unos proyectos que, simplemente, no contarían con los votos de las delegaciones del PNP, Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño. Ante esto, la medida no fue llevada a votación, propiciando que se colgara, o sea, no se aprobó al final del camino.

Lo interesante del asunto es que Hernández Montañez alega que tenía el compromiso de los votos del independiente Vargas Vidot y de Joan Rodríguez Veve del Proyecto Dignidad. Llama la atención que ello, usualmente, no se estila. Cada líder legislativo guarda distancia de los trabajos del otro.

Al reclamar haber conseguido esos votos, Tatito comienza una arenga acusando a Dalmau de no poder amarrar los once senadores populares que conforman la delegación senatorial.

Es aquí donde Tatito sacó los fósforos y quemó las naves. Acusó a Dalmau de tener falta de liderato. De mentir y ser falaz, al tiempo que le adjudicó la total responsabilidad del naufragio del presupuesto.

Las palabras y el timing, son importantes. Tatito no es un político torpe. Es bastante astuto y sabe lo que está provocando. Hizo ver al también presidente de su partido como un dirigente mongo, incompetente, poco comprometido con el país y como un líder inconsecuente. No tan solo le lanzó la carga del fracaso legislativo de una medida, que de haber sido aprobada el pasado lunes hubiese provocado que ya se tuvieran dos presupuestos balanceados. Sino que también, le pone el dedo de la responsabilidad de que se siga bajo la bota de la Junta de Control Fiscal.

Como si fuera poco, le tiró los alcaldes encima, pues el presupuesto no aprobado contenía unos $44 millones que estaban dirigidos a los municipios a través del llamado fondo de equiparación. Entre sus beneficiarios estarían los alcaldes de Villaba y Comerío, quienes son muy vocales dentro del PPD. Asimismo, tiró a Dalmau a los leones al destacar que la UPR también perderá unos millones que estaban dirigidos a la vilipendiada institución educativa.

En fin, Tatito tiró a José Luis Dalmau bajo las ruedas de un camión. Siempre han ocurrido diferencias en nuestra Asamblea Legislativa. Sin embargo, esto va más allá de diferencias de criterio. Tatito quiere demostrar que es el verdadero líder popular y sacó la testosterona a pasear.

La guerra popular está montada hace rato mientras el gobernador sigue silbando bajito, pues está como el caballo en sabana, corriendo solo y sin que nadie lo persiga.