La secretaria de Energía de los Estados Unidos, Jennifer Granholm, destacó esta semana que Puerto Rico superó la media de apagones de todas las jurisdicciones de la nación americana. El bombazo lo dejó caer en una reunión, en cual coincidieron todos los jugadores importantes de Puerto Rico.

En un amplio salón de un hotel de la capital, se encontraban los representantes de LUMA, de Genera PR y el Gobierno. Todos armados de un escudo común. Ese escudo se llama excusas.

Excusas que dan día tras día para justificar su lentitud o mediocridad a la hora de actuar. Todos sabíamos que el sistema eléctrico de la isla era un remiendo. Todos en la isla sabemos que las generatrices son unas cafeteras del año de las “guácaras”. No necesitamos que lo repitan día tras día.

Se necesita acción y urgencia. Lo mismo que nos vendieron a la hora de endilgarnos la privatización de ambos sistemas. Las bondades de la empresa privada no acaban de materializarse y, en su lugar, nos bañan con explicaciones huecas.

Que no se entienda que ahora siento nostalgia por lo que se tenía antes de la llegada de los privatizadores. Nada que ver. La realidad es que el monopolio gubernamental fue carcomido por la politiquería, dejadez y burocracia que todo lo daña.

Pero esto no camina. Ahora no se trata de percepción. Ahora no se trata de alguna agenda que se pueda atribuir a elementos políticos contrarios al gobierno. Quedaron retratados y la denuncia provino del americano. La secretaria Granholm no tiene razón alguna para inventarse el dato.

Lo triste del asunto es que los presentes no se dan por enterados. Siguen amasando las excusas como si fueran panaderos acostumbrados a vendernos el pan de agua o el de manteca. Mientras tanto, las redes siguen denunciando apagones por aquí y por allá.

Denuncian, además, la gran cantidad de enseres que se dañan por las fluctuaciones eléctricas. Ante ello, las compañías de placas solares están haciendo su agosto y lo hacen con el endeudamiento ciudadano, que corre despavorido al ver el panorama apocalíptico.

No los podemos culpar. Ver la foto de todos los que acudieron al encuentro, unos al lado de otros, es como presenciar una foto de graduación del club de la mediocridad.

Un club que no es fiscalizado por nadie. Nuestros amigos del Palacio de Santa Catalina se bebieron el “Kool Aid” pensando que al pasarlo a esas empresas privadas terminaba su dolor de cabeza. Se equivocan. Los platos rotos los seguirán pagando ellos.

Atrás queda el argumento de que el sistema eléctrico está mejor ahora que cuando era administrado por la Autoridad de Energía Eléctrica. La secretaria les bajó los calzones.

“Juan del Pueblo” los está observando. Es más. Ya adjudicó. La comisionada residente Jenniffer González olfateó el olor a mil leguas. Se lanzó al charco con críticas contundentes. Sabe que el ciudadano solo tiene el desquite.

Ese desquite se manifiesta con el lápiz a la hora de entrar en la urna. En la papeleta estará LUMA y Genera PR. Claro, no ellos como tal, pero sí su representante que es el gobierno.

Pedro Pierluisi pagará por los platos rotos. Esa lectura está en el

panorama. El calendario sigue deshojando meses y la fecha de una primaria está casada.

Jenniffer identificó uno de los caballitos de pelea. Ya tomó la temperatura del agua y le resultó agradable. Además, presenció el momento donde la secretaria Graholm puso la lápida con el nombre de Pierluisi.

Claro, está por verse si esos quejosos se vuelcan a su favor a través del voto. Pareciera que será así, pero en política, no existe nada certero.