Yo le pregunto, mi amigo lector. ¿Usted no se cansa de tanto lío, escándalos, dimes y diretes que ocurren en esta isla ? Da la impresión que es la historia de nunca acabar. Aquí no bien explota un “bochinche”, cuando la próxima semana trae otro más estridente.

De esta forma, pasamos los días, las semanas y hasta los meses, solo para sumar penurias al ciudadano. Aquí el gobierno se maneja como una finca privada del que está morando en Fortaleza. Lo trágico del asunto es que está acompañando de un gabinete desechable.

Antes usted elegía un gobierno. Al llegar al poder, el mandatario o mandataria conformaba un cuadro de secretarios, en su mayoría hombres y mujeres capaces y comprometidos. Lo normal era que la mayoría terminara el término y si el gobierno era reelecto, seguía en sus funciones. Ahora no es así.

Tenemos funcionarios desechables. La fecha de expiración es cada vez más rápida. Recuerdo cuando Sila María Calderón tuvo cuatro superintendentes. Ello fue un escándalo mayor. Los comentaristas en la radio y la televisión se rasgaban las vestiduras describiendo lo barbárico que era esto para la estabilidad de la llamada política pública. De ahí en adelante, la excepción se volvió la norma. Ahora tenemos que rezar para encontrar algunos que duren esos cuatro años.

El último ejemplo fue el de la secretaria de Justicia, Dennise Longo Quiñones. Una funcionaria que fue una efectiva fiscal federal y que apenas duró unos diez meses al frente de tan importante agencia. Estableció un estilo parco, hermético, que era contrario a lo que se acostumbra en esa agencia. Muchas veces se le criticó por la poca prisa que demostraba por algunos casos que ameritaban ser atendidos de manera imperante. Es más, aun retumba cuando de manera cándida dijo que la investigación de los almacenes de Ponce tardaría hasta tres años.

Pero al parecer no tendremos que esperar años. El lío de las compras de las pruebas fatulas en el Departamento de Salud -y que propició la salida de la secretaria interina de Salud, Concepción Quiñones, tal parece aceleró la pesquisa de los almacenes y unos referidos que incluyen a la propia gobernadora Wanda Vázquez Garced.

Nos enteramos de los referidos una vez Vázquez Garced despachó a la secretaria de Justicia un viernes en la noche. La gobe la despidió tras denunciar supuestas acciones indebidas de la extitular de Justicia por intervenir en una pesquisa federal que podría tocar a la exsecretaria de Salud y madre de la despedida.

Si considera que lo antes narrado es un enredo, no se equivoca. Suena un poco a la vieja canción cubana que interpretaba Celia Cruz y que decía: “Songo le dio a borondongo. Borondongo le dio a Bernabé. Bernabé le pegó a Muchilanga. Le echó burundanga. Les hinchan los pies”.

A eso se reduce el arte de gobernar en estos días. Se fusilan fácilmente a los secretarios para acallar, amapuchar, tapar irregularidades o, simplemente, incompetencia.

Lo mismo pasó en Manejo de Emergencias. ¿Ha ocurrido mejoría? ¡No! Igual pasó en el Departamento del Trabajo. ¿Ha visto mejoría?. ¡No! Eso pasó en Salud. ¿Ha visto mejoría? ¡No!

Si seguimos no terminamos. Aquí no se resuelve nada mientras la vida se nos va de boyete en boyete. Me despido.

¡Hasta el próximo boyete!