Juan Dalmau llegó a las Grandes Ligas y está sintiendo el calor de la cocina. No es lo mismo aspirar a la gobernación para, simplemente, “llenar” un espacio que es requisito electoral, a correr en una contienda donde se te considera como una opción real.

Esta es la tercera vez que el líder independentista se oferta a la gobernación. Sin embargo, es la primera vez que los números de encuestas y consideraciones de los opositores lo proyectan como un contendiente. Ante ello, tiene que tener cuidado con lo que dice y con lo que no dice.

La política electoral es como el tribunal para los acusados. Todo lo que usted diga puede ser utilizado en tu contra. Ahí está la situación de Venezuela, que ha resultado ser la piñata con la que le están dando en estos días. Por años, los gobiernos cubano, nicaragüense y venezolano han sido vocales con la causa independentista. Por meterle un dedo en el ojo a los estadounidenses, han abrazado esta causa. Son voces potentes a la denuncia internacional. Estados Unidos mantiene esta colonia en el Caribe sin darle un derecho a libre determinación. Otros países pudieran resultar igualmente solidarios, pero tímidos en su denuncia. En foros de importancia, como la ONU, pasan con ficha al abstenerse o no hablar.

Juan Dalmau
Juan Dalmau (Ramon "Tonito" Zayas)

Tras las elecciones venezolanas, Juan Dalmau jugó por el libro. Condenó lo evidente. Estas elecciones no huelen a tomate y ha tenido más “trampa-rencia” que “trans-parencia”. El líder pipiolo ha pedido que publiquen las actas de votación y expliquen, más allá de duda razonable, qué fue lo que pasó en el evento electoral. Ha dicho que el proceso no fue claro. Su postura es similar a la de otros presidentes o mandatarios. Pero para su opositores, no es suficiente. Le piden que condene al señor Maduro por dictador, tirano y opresor.

Esto es tóxico para la llamada Alianza, pues en ese movimiento existe una facción Marxista que ya se ofendió con los primeros comentarios de Dalmau.

Si revisamos la historia, encontraremos que luego de las elecciones de 1972, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) sufrió un ruptura interna y “expulsó” a los más radicales al descartar el Marxismo - Lenilismo de su agenda. Fue así como nació el Partido Socialista Puertorriqueño con Carlos Gallizá y Juan Mari Bras a la cabeza. Esa colectividad concurrió a las urnas en 1976 y 1980 para luego desaparecer.

Toda esta controversia no existiría si el PIP tuviera en este 2024, el 3% o 4% del apoyo electoral de antaño. Juan está corriendo en serio y muchos le adjudican hasta la posibilidad de terminar segundo.

Juan enfrentará el cuco del Comunismo. Esa será su carga. Pero entremos en razón. Puerto Rico es una colonia bajo los poderes plenarios del Congreso y los boricuas, en amplia mayoría, NO quieren la independencia. Cualquier cambio tiene que ser mediante algún mecanismo que varíe entre plebiscito, Asamblea Constitucional de Estatus, o algún otro.

Juan Dalmau, por más que lo desee, no podría declarar la independencia por decreto, de llegar a la Fortaleza. Difícilmente, Estados Unidos aceptará un cambio para separar este territorio de su tablero. Menos aún, en tiempos en que los barcos rusos se pasean en el Caribe entre Cuba y Venezuela. Así que esto podría ser las primeras piedras de muchos “peñonazos” en estos 89 días que restan para la cita electoral.

El miedo es la herramienta más utilizada en elecciones. Eso siempre funciona. Como dije, Juan Dalmau está probando jugar por primera vez en las Grandes Ligas. De aquí a noviembre, quedará “achichonao”. ¡Así son estos procesos!