En una entrevista que le realicé en radio a Jesús Manuel Ortiz (PPD), describía la campaña de Jenniffer González (PNP) y de Juan Dalmau (PIP) como un “reality show”. El candidato popular establecía su deseo de querer separarse de ese estilo, adjudicándose que él estaba presentando propuestas.

Su comentario me hizo analizar un poco el asunto, y le tengo que adjudicar algo de razón.

Jenniffer y Juan no son candidatos tradicionales. Ambos presentan estilos de campaña que se salen de la rutina.

Ambos tienen carisma. Ambos dominan el arte de la comunicación. Juegan con el humor en sus contestaciones y sortean con cierta habilidad las situaciones complicadas que pueden enfrentar en programas de entrevista o conferencias.

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Igual en el mundo de las redes. Claro, Juan es el rey de ellas y tiene un ejército de influencers, quienes potencian su mensaje. También ganó terreno en el apoyo de figuras públicas, que lo han endosado sin tapujos.

De igual forma, Jenniffer tiene presencia en ese terreno y hasta creó su propio podcast que llamó “De Todo Menos Política”. La Comisionada no teme guiar un Can Am o ataviarse de la Mujer Maravilla.

Aunque todo esto destapa el odio que acompaña a las redes, también la proyecta con grados de simpatía.

Juan, por su parte, se muestra jovial, utiliza su porte de galán y maximiza el rojo de su cara, cuando le lanzan piropos.

Ambos me acuerdan a Carlos Romero Barceló y a Rafael Hernández Colón.

Los exgobernadores fueron los gladiadores que cambiaron la forma de hacer campaña y la catapultaron a la era moderna. Dejaban atrás los estilos sobrios y de buena tribuna que acompañaron a Muñoz Marín, Sánchez Vilella y Ferré.

Romero y “Cuchín” fueron el Caballo y el Gallito. El primero se montaba a caballo y recorría la montaña. El segundo, utilizaba su imagen al son de “Gallito que no se juye… Hernández Colón, ¡me encanta!”

Jingles vistosos, alegres y buyangueros formaron el equipaje promocional de estos señores. Utilizaban todo. Cruzacalles, pegatinas, banderas “enganchadas” en bambúes, guaguas de sonido pa’ arriba y para abajo. Era la forma de hacer política en las décadas 70, 80 y 90.

Ahora Juan y Jenniffer traen ese nuevo estilo. Se han tirado “a bimbazo limpio”, siendo la primera vez en que se observa una pelea electoral entre una novoprogresista y un candidato de corte independentista, dejando fuera al popular.

A 41 días de la elección general, falta camino por recorrer. Un día en política, es un mundo. Cualquier error, frase, determinación tomada puede tener un efecto a favor o en contra de cualquiera de las candidaturas.

Está en manos de Jesús Manuel y Javier Jiménez, de Proyecto Dignidad, analizar sus estrategias. Ellos y sus equipos de campaña deberán definir su camino y la forma de llegar al público, pero, sobre todo, determinar si se insertan o no en el reality show del momento. Ya veremos...