Las vistas de transición del Gobierno de Puerto Rico han demostrado, lejos de toda duda, el por qué de la derrota del gobernador Pedro Pierluisi. Los jefes gubernamentales de la administración saliente han sido partícipes de un desfile de logros, en lugar de informar.

Se han dado más golpes de pecho que el viejo personaje de Ñico Fernández en la comedia ochentosa de “Los suegros”. Lo triste del asunto es que esa tarima no es para eso. La transición se da para entregar los informes que digan al que entra, dónde estamos, qué se hizo y qué falta por hacer.

El sacar a pasear un catálogo de supuestos logros solo confirman lo enajenado que están. No en balde el primer mandatario perdió la primaria del pasado mes de junio, pues cuando se evalúa lo supuestamente logrado, no se ve.

Da la impresión que alguien repartió algún Kool-Aid que les nubló el entendimiento. Aquello de “haciendo que las cosas pasen” o la lista que numeraban con objetivos alcanzados, ya pasó.

Y, vamos, ¡claro que se pueden mencionar logros! Pero, bendito, sean puntuales. No es que toda la vista sea de autobombo.

¿En dónde quedan las necesidades urgentes a las cuales debe entrar la próxima administración? Buena pregunta que no ha sido contestada. Mucha información queda en el tintero, bajo la promesa de ser entregada próximamente.

Sospecho que los candidatos no anunciados de la gobernadora se quedan con la quijada en el piso. Varios de ellos deben estar esperando esos informes para decidir si meten el pie en el bote o se quedan donde están.

¡Mire mi hermano, lo que viene pa’encima no está fácil!

La administración de Donald Trump promete llegar con la tijera amolá y usted tiene que tener claro cuáles son las áreas que necesitan ajustarse o atenderse con grado de urgencia para defender cualquier fondo ya asignado.

Meramente con el tema de la reconstrucción y energía eléctrica, ya tenemos las manos llenas. A ello, súmele todo lo demás. Por eso, ha sido válido el regaño que ha dado el comité de transición del gobierno entrante al grupo saliente.

Ojalá la reflexión de Acción de Gracias enfoque al grupo que vendrá en los primeros días de diciembre. Lo más importante es que, por favor… ¡no beban más del Kool-Aid!