El cuento de los hijos de Putin
Argumentan que los datos están encriptados y, por ende, protegidos. Sin embargo, con cada día que pasa esta tesis parece derrumbarse.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Mire, mi hermano… ya estamos cerca de que se cumplan tres semanas del colapso en el sistema de cobro del AutoExpreso. Luego de que se dieran a conocer varias explicaciones erradas, el país supo que ese malogrado sistema cayó en manos de unos “hackers” quienes, alegadamente, exigen un pago para liberarlo.
Debo confesarles que nunca antes había sido testigo de un programa gubernamental más “salao” que este. Desde hace varias administraciones, el AutoExpreso ha sido un dolor de cabeza. Cobros indebidos, multas injustificadas, cuentas por cobrar que no cuadran... en fin, un verdadero caos.
Papelón tras papelón, este sistema ha demostrado ser ineficiente. En múltiples ocasiones, se han tenido que aprobar moratorias y cancelaciones de multas, luego de que se demostrara una larga lista de errores crasos.
Se han cancelado contratos y se ha visto la intervención legislativa en auxilio de los consumidores, que han quedado, literalmente, “ensalchichados” con cartas de cobros que impiden cumplir el pago de sus obligaciones con el DTOP.
Más de un secretario de Transportación y Obras Públicas ha sido inducido a error y caído en vergüenza pública, tratando de defender un sistema que, simplemente, no da pie con bola.
Ahora tenemos la historia del secuestro del sistema. Dependiendo de a quién le pregunte, será la contestación del lugar de origen del acto delictivo. Algunos apuntan a Rusia. No sé si ello sea cierto. Lo que es evidente es que ha dejado en ridículo a los proveedores de este servicio en la Isla.
No estamos hablando de cualquier sistema. Cuando usted contrata con una compañía que manejará la información de más de 2 millones de ciudadanos, uno esperaría el más alto rigor de seguridad cibernética. Claro, existen unos fenómenos en el arte de burlar sistemas de seguridad, pero que hayamos tenido la mala suerte de que se fijaran en una pequeña isla en el Caribe para adentrarse en sus entrañas, me parece una historia muy “Casa de Papel”.
No pretendo ser burlón. Mucho menos ofensivo. Simplemente, estoy molesto. Más que contrariado, pues al igual que usted, soy uno de los afectados junto a otros miembros de mi familia.
Nos dicen que no nos preocupemos. Argumentan que los datos están encriptados y, por ende, protegidos. Sin embargo, con cada día que pasa esta tesis parece derrumbarse.
Si existe un “back up”, ¿por qué no se restaura el sistema con la información guardada? Creamos un nuevo lugar y dejamos a los “rusos” con la versión secuestrada. Total, no van a cobrar nada y no obtendrán información sensitiva alguna, pues todo está encriptado. ¿O no?
¿Y si no está encriptado nada? ¿Si vendieron el cuento para tranquilizar? No sería la primera vez que el Gobierno nos engaña. Es más, ¡esa es la especialidad de la casa! Por lo menos, así lo ha denunciado la historia en múltiples asuntos.
Lo mejor para nosotros, dentro de un escenario complicado, sería que la información de cada cliente se perdiera y no la puedan recuperar. Lo contrario sería un caos. ¡Solo imagine la ola de inconvenientes que enfrentaríamos, si nuestra información personal quedara comprometida!
A largo plazo, no veo cómo podrán cobrar multas o peajes. Siempre quedará la duda. Se darán miles de denuncias de personas levantando testimonio de cobros indebidos. Tendrán que hacer borrón y cuenta nueva. Todo gracias a los alegados “hackers” que más de uno acusará de ser “hijos de Putin” por, alegadamente, venir de la tierra de los zares.
Egresado de la Escuela de Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico y con una experiencia de 28 años en el campo del periodismo. Labora como reportero de NotiCentro y es el ancla de la Edición Estelar. Moderador del programa “Normando en la Mañana” de Noti Uno 630 y desde el 2011 columnista del periódico Primera Hora. Desde el 2013 produce y dirige el programa Ahí Está la Verdad por Wapa Televisión. Padre de seis hijos y orgulloso hijo del pueblo de Utuado.
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