La crisis energética que padece nuestra isla provocó este pasado lunes la ira del presidente de la Asociación de Industriales de Puerto Rico, Eric Santiago Justiniano. El líder industrial se quejaba de que no ha visto el progreso de los trabajos de reconstrucción de la red eléctrica.

Destacaba que desde el 2021 se hablaba del inicio del proceso y, tres años más tarde, era muy poco lo que se podía adjudicar como progreso. Para dramatizar el asunto, compartió además el dato de la convocatoria que se hizo en ese 2021 para dar paso a empresas interesadas en presentar proyectos para generar energía renovable.

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De 18 proyectos presentados, en ese entonces solo cuatro han obtenido permisos. De estos, ninguno ha obtenido la aprobación final para la financiación de sus respectivos proyectos. Esta falta de urgencia está provocando serios daños a la economía de la isla. Son serias las repercusiones. El atraso en la reconstrucción del sistema no tan solo provoca la ausencia del servicio por largas horas, sino que acarrea algo peor: las fluctuaciones de luz.

Ese va y viene, según Santiago, ha provocado miles de dólares en pérdidas de equipos que, simplemente, se dañan o hasta explotan, al no poder aguantar el empuje. Los que “trabajan” los proyectos de energía renovable están gastando un tiempo que no existe. Su falta de acción va a agravar el problema. La planta AES ya está encaminada a cerrar operaciones. Dejará de producir energía mediante el carbón y no tenemos nada que pueda sustituir esa producción.

En una isla donde caminamos por el filo de la navaja cada noche calurosa, rezando porque el consumo no sea igual a la producción o que la supere, pues nos quedamos sin luz, es inaceptable que nadie apriete el acelerador.

Las denuncias no las hace un comunista. Las denuncias no las hace “un pelú” con intenciones separatistas. Tampoco un anticapitalista. Las realiza el líder de los industriales, un organismo que basa su crecimiento económico en el marco de la libre empresa, de la economía competitiva, pero siempre en un clima estable de negocios.

Esto último es lo que Puerto Rico no está ofreciendo. Santiago también adjudicó que los supuestos ocho filtros que existen para fiscalizar a LUMA tampoco están haciendo su trabajo. Es por ello, que los políticos están salivando al proponer eliminar el contrato de resultar electos.

Se montan en lo simple. Cancelar el contrato. Sin embargo, no profundizan en el siguiente paso. ¿Qué haremos si sacamos a LUMA? ¿Con qué la sustituimos? Aunque usted no lo quiera adjudicar, este problema energético ha provocado que la isla pierda competitividad. Países como Costa Rica, Panamá y República Dominicana nos pasaron de lado. Es un hecho, altamente preocupante.

Esas empresas que crean buenos empleos y dejan buen dinero en nuestra isla, podrían verse seducidas por tales países. Ya no bastaría la ventaja de ser parte de los Estados Unidos, pues nuestras circunstancias parecen del tercer mundo. Lo que plantea Eric Santiago es bien serio.

Nos están comiendo los dulces. Yo diría que no tan solo los dulces, sino algo más. La pregunta es, ¿le importa a los que administran hasta el 1 de enero?