Hace unos días, Televisión Española difundió un interesante documental sobre Cristóbal Colón, figura intrigante de nuestra historia y responsable por la llegada de los europeos al llamado Nuevo Mundo.

La fecha para difundir el proyecto televisivo no fue al azar. Se utilizó el día 12 de octubre, que es la fecha documentada de su llegada.

Como suele ocurrir con este tipo de trabajo, se encendió la llamarada de la disputa. El primer dato sobresaliente es la confirmación mediante pruebas de ADN que afirman que está en Sevilla. Allí reposan los pocos huesos que quedan de esta figura histórica. ¿Entonces, quién está en la supuesta tumba ubicada en la República Dominicana?

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Pues no lo sabemos. El gobierno dominicano no ha dado permiso para que se pueda acceder a los restos mortuorios que descansan en su impresionante mausoleo para someterlos a pruebas. Es así como llegamos al próximo nivel. El proyecto se centró en el origen del navegante y en realidad era genovés. La amplia trama nos fue hilvanando la historia hasta llegar al punto de que, alegadamente, Colón era de extracción judía sefardí.

El término se utiliza para identificar a los judíos nacidos en la península ibérica. Así que el trabajo documental no tan solo sostiene el origen judío de Colón, sino que también apunta a que no nació en Génova y sí en Valencia.

De inmediato, se ha dado toda una vorágine de escritos criticando el escaso rigor científico y fuentes de apoyo a esta nueva teoría. Más allá de esa controversia, el documental no arroja nada nuevo sobre la figura del almirante y sus cuatro viajes. En nada altera las fechas de los eventos o los procesos tempranos de colonización.

Tampoco aborda temas de los excesos violentos de ese proceso de colonización. Mucho menos entra en el concepto del descubrimiento. Vale la pena recordar que Colón “no descubrió nada” a propósito, simplemente, se topó con él en su búsqueda de una ruta al oriente, tomando el occidente. Nuestra región ya estaba habitada por miles de personas de distintas razas. ¿Qué representó a los europeos un mundo nuevo? ¡Claro! Igual de nuevo que el Viejo Continente le resultó a los “indios” que llevaron allá.

Lo que a sí me espantó es la forma de trabajar destruyendo algunas estructuras igualmente históricas, artísticas y de valor cultural, para extraer restos y ser sometidos a pruebas.

Sé que algunos opinarán que sí. Yo difiero. A veces, el fin no justifica los medios. Veremos si al final del camino, la comunidad científica valida el supuesto hallazgo, que solo provocará una actualización a la biografía de don Cristóbal.

La semana que viene hablamos otra vez del 100 x 35.