"Querida Liza:

Nunca me animé a escribirte cuando estabas a cargo de asuntos tan importantes como descolegiar a los abogados, o ver cómo salvar a tu entonces correligionario representante José Luis Rivera Guerra, el que se voló los permisos para construir y luego olvidó abrir cuentas de luz y agua.

Te conocía desde antes. Cómo no acordarse de aquella desafortunada entrevista radial en la que confundiste al insigne escritor Enrique Laguerre con un productor de telenovelas. Mi primer pensamiento fue que no habías ido a la escuela (te informo que Laguerre se lee desde que uno es estudiante). Pero luego pensé que no podía ser cierto, pues entiendo que hasta fuiste a una escuela de Derecho, te graduaste, e incluso revalidaste.

Cuando se armó aquella polémica por tu lugar de residencia (que si en San Juan, que si en Guaynabo), también estuve tentada a escribirte, pero no supe a dónde. Alguien me sugirió que seguro vivías en la guardarraya entre el precinto 4 de San Juan y el 6 de Guaynabo, porque no era posible que una señora abogada y legisladora mintiera sobre algo tan elemental como su dirección. ¿Ahí vives, no?

Ahora, por fortuna para ti, ya no tendrás que mantener el misterio de donde pernoctas. Tu esposo, el hasta ahora representante Ángel Pérez, perdió en la primaria fatula de Guaynabo City, por lo que no importa más si vive en Guaynabo, en San Juan o en sabe Dios qué lugar.

Como tú también perdiste en tu aspiración de ser elegida senadora por San Juan, como parte del equipo del alcalde saliente Jorge Santini, tampoco importa ya a dónde te mudes.

Bueno, en realidad todo depende de si el Senado te confirma como jueza superior, nominación con la que te acaba de distinguir el gobernador (saliente también) Luis Fortuño, obviamente preocupado de que no se quedara tu casa (dondequiera que ubique) sin el pan de cada día.

Porque, ponte tú a pensar. Si te confirman, tocará a la Oficina de Administración de Tribunales decidir a qué región judicial te enviarán. Si te toca Aibonito, acepta con una sonrisa pues allí hace fresco todo el año y la gente es súper amable.

Sé que preferirías que te dejaran en San Juan, pero alégrate porque OAT no te va a exigir que vivas en la misma región en que te desempeñas como jueza (alguna ventaja tenía que haber). Así que puedes vivir en San Juan y viajar diariamente a tu tribunal asignado, dondequiera que esté (Puerto Rico no es tan grande).

Como no vas a poder politiquear, seguro tendrás tiempo para dedicarlo a otros menesteres, como la lectura tal vez. Te recomiendo La Llamarada, la primera novela (no telenovela, cuidado) de Laguerre.

Hasta aquí mi carta de hoy. Espero no tener que escribirte de nuevo, pero todo dependerá de cómo te portes en el estrado (si te confirman, claro)."