Hoy comienza lo que muchos han llamado “El divorcio del año”. Hoy es solo por lo del dinero.

Muchos no recuerdan algún divorcio en la Isla que causara tanta conmoción antes de comenzar. Ciertamente, los involucrados se han encargado de dar a conocer detalles de lo que sucede entre ellos, del dinero que se ha generado y demás cantidades que tendrían que repartirse entre Daddy Yankee y su esposa Mireddys González.

¿Cuántos años usted tiene que vivir para gastar $300 millones? ¿Cuántos autos usted tiene que comprar para gastar los $300 millones? ¿Cuántas mansiones tiene que adquirir para gastar $300 millones? ¿Cuánto le toca de esos $300 millones a los hijos?

Si con $20 o $30 millones te da para vivir superbién, cómoda o cómodo y sin tener que dar un tajo por el resto de vida, ¿para qué tanta batalla? En su vida habían visto tanto.

Piensa en el que vino al mundo en un pesebre y no en cuna de oro, y lo sacrificaron. Entonces, imagínate a uno que no nació en el pesebre, pero ha vivido de hacer lo que le gusta con mucho esfuerzo y que tiene dinero para vivir como rey.

La vida no es para siempre... hay fecha de caducidad y el dinero se queda, y hay quienes se olvidan de eso.

¿Se secó la fuente de chavos?

¿Que está pasando con los llenos totales, los “sold out”, y los miles de dólares que corrían como el agua en río revuelto entre los cantantes urbanos? ¿Se secó la vaca lechera?

Por lo que vemos, y si analizamos la cantidad de conciertos de reguetón celebrados este año comparado con los anteriores, incluyendo el de la pandemia, encontramos que el 2024 ha estado flojo. Las 10 y 12 funciones que se veían son historia. Ya no se ven.

El detonante mayor de que algo está pasando en el reguetón y que hay menos dinero lo vemos en los anuncios de los artistas de que se habían comprado prendas o autos bien caros.

Las entrevistas de estos exponentes -que después de que muchos han sido hasta groseros cuando no quieren dar entrevistas- las vemos ahora en cuanta red social hay, inclusive sin que el entrevistador sea alguien conocido o prominente.

A veces preguntas traídas por el pelo de quién es mejor, si Daddy o Don; quién canta más y quién es más humilde. Quién escribe mejor...

Antes, para que un cantante urbano sacara 30 minutos de conversación era mucho, ahora aguantan la hora completa sin chistar pues necesitan exposición. Esa es la diferencia. Saben que el horno no esta para galletitas y que hay que conseguir promoción a como dé lugar. ¡Que bello es todo!

Cuando Maluma y J. Balvin, así como Karol G, arrancaron sus carreras rápidamente subieron como la espuma respaldados por los 20 millones de colombianos que residen en dicho país.

Aquí somos dos millones y algo, pero nuestros artistas fueron precursores del género. Independientemente de que digan que fue El General de Panamá, la realidad es que estos muchachos se han dado cuenta que J. Balvin y Maluma tienen una legión de admiradores y que la cantidad de público que puede seguirlos son más, muchísimos más.

Por eso, y para tener presencia ya que no hay shows (por lo menos en Puerto Rico), pues dan entrevistas -como decía Harold- a cuanto títere con cabeza hay.

Si Shakira se ha mantenido y Carlos Vives ni se diga, imagínese ahora con Balvin, Karol G y Maluma. Ciertamente tendrán más horas de vuelo, pero no es que su música sea mejor y más variada, incluyéndole ritmos e instrumentos autóctonos de Colombia.

Súmele que están cantando otros géneros, hasta merengue; no es lo mismo todo el tiempo y no son letras desagradables.

Si vemos bien, el tiempo que Rauw Alejandro vivió en España le sirvió para su música, cambió, fusionó y eso se nota en el último trabajo. Se acabaron los mismos sonsonetes.

De hecho, ahora con el caso de la inteligencia artificial, pides desde el ritmo hasta lo que se va a cantar y leyendo dos o tres párrafos la canción se escribe, se canta y se difunde. Ese es el gran problema ahora, pero por el momento hay que tener quien controle lo que se le pide para que llegue el producto final. Mal nos vemos cuando no haya que pedirle nada a la IA. Surgirán como en las películas de robots, máquinas cada vez más inteligentes, y ahí se va a formar.

No habrá que vender catálogos o pagar derechos de autor a una persona. Umm... raro, ¿verdad?