Al público siempre le han gustado las historias del “underdog”, la persona que logra sobresalir contra todos los pronósticos ganándose los corazones y el respeto de quienes lo creían ordinario. Uno de los ejemplos más clásicos de esta trama -típica de las películas deportivas- se ve en The Freshman, largometraje de 1925 protagonizado por Harold Lloyd que se convirtió en el mayor éxito taquillero de su ilustre carrera.

Lloyd interpreta a “Harold Lamb”, un joven que sueña con asistir a la universidad y convertirse en uno de los alumnos más destacados de la institución. Gran parte de su inspiración proviene de una película que vio acerca de un héroe estudiantil, personaje que ha aprendido a imitar tanto en su comportamiento como en su manera de vestir e -incluso- apropiándose de su apodo: “Speedy”. Sin embargo, al llegar a la universidad el ingenuo soñador descubre que el cine puede ser muy distinto a la realidad.

“Speedy” rápidamente se convierte en el hazmerreír de los alumnos más populares y/o adinerados, siendo blanco constante de burlas aun cuando lo único que trata de hacer es complacerlos y encajar en el grupo, pero el joven –con la cara de bonachón y perpetua sonrisa de Lloyd- no se rinde. Su empeño lo lleva a conseguir una posición en el equipo de football como el “water boy” (aunque él cree que es un jugador sustituto) y a pesar del maltrato que recibe, al final no solo deja a todos boquiabiertos con su golpe de suerte durante un partido crucial sino que además conquista a una chica.

The Freshman fue la película más popular de la filmografía silente de Lloyd, aunque no la más innovadora. En ella no vemos la misma audacia visual que inmortalizó Safety Last! con sus impresionantes hazañas físicas, pero la comedia no deja de ser una muy entretenida. Bajo la dirección de Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, The Freshman está llena de chistes mayormente provistos por el humor físico de Lloyd. Entre ellos se destaca la secuencia en un baile en la que los pantalones de “Speedy” continúan calléndose. Es el tipo de comedia que hace del cine mudo uno universal e intemporal.

El disco

Usted no creerá que está viendo un filme de hace casi 90 años cuando vea la excelente imagen de este Blu-ray en su televisor. Utilizando material de distintas copias, el Archivo de Cine y Televisión de UCLA restauró en 1998 este clásico que recién recibió una nueva transferencia digital en 4K que se reproduce magníficamente aquí en resolución 1080p y presentado en su formato original 1.33:1. El resultado es verdaderamente impresionante, obteniendo una imagen estable y limpia, con gran profundidad y un tremendo nivel de detalle. La película cuenta con una nueva banda sonora compuesta por Carl Davis que se escucha perfectamente bien en la pista LPCM 2.0.

La nutrida selección de material suplementario promete hacer de este lanzamiento uno de los mejores de The Criterion Collection en el 2014. El simple hecho de que incluyan tres cortometrajes de Lloyd frescamente restaurados ya de por sí es causa de celebración. Los mismos son: The Marathon (1919, 14 minutos), An Eastern Westerner (1920, 28 minutos) y High and Dizzy (1920, 28 minutos).

Adicional a eso tenemos una conversación entre el historiador Kevin Brownlow y el archivero de Lloyd, Richard Correll, en la que hablan acerca del legado del cineasta y la producción de The Freshman, entre otros temas pertinentes al filme. Correll también participa de la pista de comentario que se puede escuchar mientras se ve el filme en la que comparte el tiempo con al historiador Richard Bann y el crítico de cine Leonard Maltin.

Harold Lloyd: Big Man on Campus es un ensayo visual del autor John Bengston en el que identifica las localidades específicas que aparecen en The Freshman y cómo se ven actualmente. Bengston también incluye imágenes de la filmación del largometraje.

Harold Lloyd’s Funny Side of Life fue un corto cinematográfico que se filmó para ser presentado en los cines y que incluía clips de muchas de las películas más populares de Lloyd, entre ellas The Freshman, la cual el cineasta introduce aquí. Además, tenemos un segmento de un episodio de 1953 del programa  What’s My Line? en el que Lloyd promueve el relanzamiento del filme.

Por último, el disco incluye imágenes de un tributo que se le rindió a Lloyd en la Escuela de Artes Cinematográficas de California del Sur en enero de 1963 y un panfleto ilustrado con un ensayo de Stephen Winer acerca de la película.

En síntesis

Con este lanzamiento ya son dos clásicos de Harold Lloyd albergados dentro de The Criterion Collection, y solo podemos esperar que vengan más en camino. El Blu-ray de The Freshman (que también contiene una copia del filme en DVD) está colmado de material suplementario y la película se ve fantástica en alta definición. Si les gustó Safety Last!, seguramente disfrutarán de esta.