La incapacidad humana para comunicarse entre sí –aun hablando el mismo idioma- inspira el argumento de Code Unknown, largometraje del 2000 del director Michael Haneke (Amour, The White Ribbon), que abordó esta trágica realidad con mayor reflexión y humanismo que la grandilocuente y creída Babel seis años después. Mientras Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga reciclaron su fórmula de diferentes vidas que se intersecan (¡mira cómo todos sufrimos igual!) para tratar de amarrarlas en un mensaje de unidad, Haneke fue mucho más cínico en su acercamiento al material, evidenciado desde el subtítulo del filme “Incomplete Tales of Several Journeys”.

Haneke no persigue resoluciones fáciles. De hecho, no busca resoluciones. Punto. El espectador se expone a las distintas viñetas que componen la película como un intruso que llega de improvisto a las vidas de estas personas in media res. Juliette Binoche interpreta a una actriz que no está del todo complacida con su carrera. Mientras, su novio (Thierry Neuvic) es un fotógrafo de guerra afectado por lo que ha capturado con su cámara. También seguimos los pasos de una inmigrante ilegal rumano cuya vida mendigando en las calles se cruza con la de esta pareja y la de un joven africano que no soporta ver cómo se cometen injusticias contra los marginados.

Antes de conocerlos a todos ellos, Haneke nos atrapa con una escena inicial que perfectamente resume la tesis del filme a través de la inquietante tensión que sobresale de la mayoría de sus trabajos, utilizando su usual cámara estática para atraparnos en el momento y subrayar el terror. El tiro se centra en una niña visiblemente angustiada de espaldas a una pared en la que busca protección de algo que no vemos. Su semblante cambia abruptamente a uno más relajado y es entonces cuando se observa que ante ella hay un grupo de estudiantes sordomudos, al igual que ella, que intentan infructuosamente identificar la emoción que ella estaba expresando.

Son escenas como esta y el impactante final lo que hacen de Code Unknown una experiencia difícil de olvidar, como suele ser la norma cualquier largometraje de Michael Haneke. Con suerte, este no será el último que veremos en la colección de Criterion.

El disco

La transferencia de Code Unknown viene con el sello de aprobación del propio Haneke, así que por supuesto que se ve excelente. La última vez que vi la película fue en una muy mala copia en DVD, y la diferencia es del cielo a la tierra: un nivel de detalle impresionante, contraste balanceado, una imagen nítida en la que se puede apreciar el grano del celuloide. Como mencionado: excelente. La pista de audio en francés 5.1 DTS-HD Master Audio está sólida, pero no esperen gran dinamismo. Se trata de un drama mayormente dialógico en el que los canales laterales y de “surround” sirven principalmente para sonido ambiental.

Los extras arrancan con una introducción que Haneke grabó en el 2001, pero afortunadamente esta no es la única aparición del director en los suplementos.

El cineasta figura en una nueva entrevista de media hora realizada por Criterion para este lanzamiento en la que toca diversos temas acerca de su filmografía, su filosofía cinematográfica y la producción de Code Unknown. El disco también incluye una entrevista de archivo a Haneke que se enfoca en la filmación de las escenas que se rodaron en el boulevard.

Filming Haneke es un documental del 2000 que básicamente captura el making-of de Code Unknown y contiene entrevistas a Haneke, Binoche y el productor Marin Karmitz.


El historiador cinematográfico Roy Grundmann ofrece su análisis del filme en un fascinante segmento de 24 minutos de duración en el que no solo aborda la temática de Code Unknown sino además su contexto histórico.

Por último, tenemos tres tráilers del filme y un panfleto ilustrado con un ensayo escrito por el crítico de cine Nick James.