Sin City: A Dame to Kill For
Tras darse a conocer en películas como The Dreamers y 300: Rise of an Empire, los senos de Eva Green reciben su primer papel estelar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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El neo-noir de las novelas gráficas de Frank Miller regresa al cine en Sin City: A Dame To Kill For, secuela al filme del 2005 que para ese entonces se destacó por su impactante transferencia de los paneles blanco y negro que el director Robert Rodríguez realizó con facilidad de la página a la pantalla. Nueva años después, el cineasta mexicano repite la estética y aún logra cautivar la pupila con su composición, que esta vez luce aún más llamativa gracias a un tremendo uso de la tecnología 3D.
Lástima que el producto final sea una gran decepción, aunque la culpa no es de Rodríguez, sino de su colaborador.
Ha transcurrido mucho tiempo desde que Miller escribió material que valiera la pena, y si las dos nuevas historias que escribió para las cuatro que se cuentan aquí son un indicio, sus mejores tiempos claramente están detrás de él. Aun retomando algunos de sus personajes más icónicos, el autor tropieza en su retorno a Basin City, la fétida ciudad donde el crimen son la ley y el orden, la corrupción es la única religión y las mujeres son meros objetos carnales. La misoginia no es una novedad en el canon de Miller, pero esta vez se excede.
En esta ocasión, Eva Green obtiene el papel principal –pero más superficial- como “Ava”, la femme fatale que obsesiona a “Dwight” (Josh Brolin, en sustitución de Clive Owen), un maleante que intenta protegerla pero acaba siendo engañado. Tras sus memorables actuaciones en 300: Rise of an Empire, Dark Shadows y la serie Penny Dreadful, Green se ha convertido en una de las intérpretes con mayor convicción para la villanía. A Dame to Kill For, sin embargo, solo la utiliza para exhibir su cuerpo desnudo en cada oportunidad que tiene. No voy a pecar de hipócrita y decir que estas imágenes me ofenden, pero el despliegue de sus senos es tan gratuito y constante que se torna risible. Es como si Rodríguez estuviese tratando de compensar la falta de desnudez de Jessica Alba, quien vuelve a encarnar a la stripper “Nancy”.
También tenemos una historia que gira en torno a Joseph Gordon-Leviit como un experto apostador con una vendetta secreta, pero su trama alcanza un desenlace tan anticlimático e inconsecuente que no amerita hablar más de ella. Es una total pérdida de tiempo cuyo único punto a su favor es un cameo de Christopher Lloyd.
Mickey Rourke vuelve a interpretar al carismático psicópata “Marv”, y su segmento en el filme -que adapta el cuento Just Another Saturday Night- es el mejor de los cuatro cortos que componen el largometraje. Lamentablemente, también es el más breve, y su esporádica inclusión en los otros se limita a proveer alivio cómico. Bruce Willis goza de aun menos tiempo en pantalla como el detective “Hartigan” en la innecesaria continuación de That Yellow Bastard, con “Nancy” buscando vengar la muerte de quien fue su salvador y figura paternal. “Hartigan” es representando como un fantasma, lo cual resulta irónico, ya que puntualiza el sentido de que en Sin City: A Dame to Kill For estamos viendo el espectro de algo mejor.