Runner Runner
Insípida, genérica y nada impresionante, Runner Runner se siente como una producción que pudo ser lanzada directo a vídeo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
PUBLICIDAD
A lo largo de su compasivamente corta duración, la desabrida Runner Runner parece una película que permaneció engavetada durante años y que ahora estrena cuando ya no es relevante. El libreto comenzó a escribirse justo en el boom de las apuestas en línea, a mediados de la pasada década, por dos guionistas con experiencia en la materia: Brian Koppleman y David Levien, escritores de la muy superior Rounders (1998), acerca de los juegos subterráneos de póker.
Runner Runner llega dos años después de que el gobierno federal desarticulara la mayoría de los portales de apuestas, por lo que los guionistas tuvieron que reescribir su libreto, algo que se percibe en la manera tan apresurada que se desarrolla la trama. Justin Timberlake interpreta a “Richie Furst”, un estudiante de maestría en finanzas de Princeton que juega póker en línea para costear sus estudios.
Cuando un día pierde todo su dinero, se traslada a Costa Rica, donde opera el portal más popular, para reclamarle a su fundador (Ben Affleck) por lo que él entiende fue una trampa en el sistema. Su gesto resulta en nuevo trabajo por el que devenga un millonario salario pero que atrae la atención del FBI, por lo que “Furst” se ve en la disyuntiva de ser leal a su nuevo patrono o hacer lo correcto.
Aquellos preocupados por la selección de Affleck como el próximo Batman no se sentirán más tranquilos después de ver Runner Runner. El actor se deja llevar por su tendencia a sobreactuar como un caricaturesco villano que se mantiene en todo momento dentro del espectro de lo risible. Mientras, Timberlake continúa en su fallida cruzada por moldearse en madera de actor principal, algo que todavía no es. Sus mejores trabajos hasta el momento (The Social Network, Alpha Dog) han sido en papeles secundarios. Como protagonista, la estrella del pop aún carece de convicción y magnetismo.
La dirección convencional de Brad Furman (The Lincoln Lawyer) no es capaz de impregnar el material con la energía de la que en esencia carece, pero al menos mantiene la historia lo más compacta posible como para que el aburrimiento no sea insufrible. Filmada mayormente en Puerto Rico, los habitantes de la Isla encontrarán un placer exclusivo en Runner Runner. Más allá de identificar las apariciones relámpago de las seudo-celebridades locales, serán los únicos en gozar de un giro en la historia que para el resto del mundo quizá provocará sorpresa, pero para nosotros resultará en un irónico chiste.