Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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En El secreto de sus ojos, filme argentino ganador del Oscar a la mejor película extranjera de 2009, las remembranzas de un jubilado empleado de un tribunal acerca de un brutal asesinato, lo llevan a intentar escribir una novela sobre el crimen. Sin embargo, este viaje mental al pasado lo hace recordar viejos amores y a descubrir secretos que hubiese preferido mantenerlos desconocidos.
Basada en un libro homónimo de Eduardo Sacheri, quien también escribió el guión junto a Juan José Campanella (El hijo de la novia), la cinta es un soberbio thriller repleto de giros inesperados que mantiene al espectador con los ojos fijos en la pantalla. Su primer acto es un poco lento, pero una vez Campanella le da rienda suelta a la trama, la acción no se detiene hasta su impactante y estupenda conclusión que dejará al público pensativo.
La historia se desarrolla en los años 1974 y 1999. Ricardo Darín (Nueve Reinas) interpreta a “Benjamín Espósito”, el empleado judicial cuya vida queda trastocada en 1974 tras investigar el caso de una joven que es brutalmente violada y asesinada en su apartamento. Veinticinco años después, “Espósito” pretende librarse de los monstruos del pasado que lo agobian convirtiendo su investigación del caso en una novela, pero esto abre las puertas a un mar de emociones que lo afectan en el presente.
Campanella realiza un excelente trabajo alternando entre un tiempo y otro, algo que suele ser muy problemático en el cine y casi siempre entorpece el desarrollo de la trama. Los eventos del pasado guardan una relación directa con el presente y el cineasta aprovecha estos momentos para cambiar de época y mostrarnos además cómo han crecido los personajes a través de los años.
Su trabajo tras las cámaras en series de televisión estadounidenses como House M.D. y Law & Order: Special Victims Unit le fue muy valioso a Campanella a la hora de rodar la película ya que la misma se desarrolla alrededor de la investigación de un crimen y la trama está perfectamente estructurada.
Mención aparte merece una formidable escena a mitad de la trama que es la que desencadena la serie de eventos que alteran la historia. No seré muy específico ya que eso conllevaría entrar en detalles que no pretendo revelar, pero el plano secuencial que se lleva a cabo en medio de un estadio de fútbol, es uno de los ejercicios cinematográficos más impresionantes de los últimos años.
Donde único peca el guión de Campanella y Sacheri es en el desarrollo del ángulo amoroso. Aunque Darín y Soledad Villamil -quien interpreta a “Irene”, el viejo amor de “Espósito”- tienen buena química y tensión sexual, su historia se ve opacada por la investigación criminal y al final no carga con el peso emocional que demanda la historia. Pero esta es sólo una pequeña falla en un filme que no tiene muchas. Campanella ha creado una fantástico filme de suspenso. Esperemos que el Oscar que acaba de ganar le abra las puertas a proyectos tan buenos como éste.