El más reciente filme de Pedro Almodóvar, Los amantes pasajeros, es su trabajo más flojo en más de una década -posiblemente dos (no recuerdo muy bien Kika ni La flor de mi secreto)-, pero aun dentro de lo trivial que pueda parecer, ver al auteur español regresar a la comedia resulta en un ameno entremés capaz de provocar risas esporádicas a lo largo de su breve duración. Si algo hace bien esta cinta es que, contrario a algunas de las más recientes del cineasta, no extiende su bienvenida.

La película tiene la apariencia de un ejercicio de relajación que Almodóvar y varios de sus colaboradores más frecuentes realizaron en menos de una semana como una distracción para matar el aburrimiento. Una producción para divertirse ellos y –se espera- el público, que por momentos recibe esa buena vibra que seguramente se vivió en el set entre trago y trago (y trago) que consumen los sobrecargos de un vuelo español que se ve obligado a dar vueltas en el aire tras confrontar problemas con el tren de aterrizaje.

Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carlos Areces interpretan a los tres extrovertidos sobrecargos homosexuales encargados con que los pasajeros de primera clase se relajen, la pasen bien y se olviden de la posibilidad de un aterrizaje forzoso que podría culminar con la vida de todos. Entre ellos se encuentran Cecilia Roth, Lola Dueñas y José Luis Torrijo como intérpretes de personajes con sus propias neurosis que funcionan intermitentemente y en pequeñas dosis.

El guión de Almodovar –que muy bien pudo haberlo escrito en un fin de semana, si no es que lo desempolvó de sus archivos personales de 1987- se concentra mayormente en lo que ocurre en el avión con excepción de un innecesario giro que la narrativa toma cerca de la mitad de la película hacia las vidas de dos amantes de uno de los pasajeros. La secuencia está inundada del melodrama novelero característico del director, pero aquí se siente fuera de lugar en medio de todo el bacanal aéreo, un pequeño complot criminal, conflictos de identidad sexual y un comiquísimo número musical al ritmo de las Pointer Sisters.

Lo cierto es que Pedro Almodóvar ha hecho y hará mejores películas que esta. Tan sólo en los últimos 14 años ha realizado La piel que habito, Los abrazos rotos, Volver, La mala educación, Hable con ella y Todo sobre mi madre. Los amantes pasajeros no se compara a ninguna de ellas, pero en vista de todo lo que le ha ofrecido al séptimo arte, se le puede perdonar un leve tropiezo tras dirigir consecutivamente seis filmes que han estado entre "muy buenos" y "excelentes".