Pequeño y épico al mismo tiempo, el largometraje noruego Kon Tiki resalta la bravura -y locura- de seis hombres que en 1947 cruzaron el Océano Pacífico con el objetivo de probar que indígenas sudamericanos habían poblado Polinesia antes de los tiempos de Cristobal Colón. A bordo de una balsa y sin un motor auxiliar, el explorador Thor Heyerdahl emprendió una expedición a través de 4,300 millas naúticas. El resto es historia.

Bajo la dirección de Joachim Rønning y Espen Sandberg, el filme es sumamente europeo, sin denotar prisa alguna por llegar a su destino ni adornarlo con secuencias innecesarias que apresueren el ritmo. Esto, sin embargo, no significa que no sea interesante, simplemente que las emociones surgen de lugares más reales, como la tensión que va aumentando entre la tripulación y la pura fascinación por los tiempos cuando los exploradores se alzaban como héroes con hazañas como esta.

Con todo y su gran espíritu aventurero, Kon Tiki nunca deja de sentirse bastante simple, tan simple como llegar de Punto A a Punto B dejándose llevar por las corrientes marinas. Algunos catalogarán la experiencia como tediosa, y -por momentos-, puede llegar a serlo, pero los personajes están lo suficientemente desarrollados como para mantenernos cautivos de su odisea. Es una película que exige paciencia -una ínfima fracción de la que tuvieron estos exploradores en la vida real- y recompensa con una historia inspiradora y bien contada.

Nominada a los pasados premios  Oscar en la categoría de mejor película extranjera, Kon Tiki no aspira a más que eso. En medio de la temporada veraniega, entre tantos héroes y superhéroes ficticios, ver a seis inspirados en la realidad es una más que bienvenida alternativa.