El 2011 ha sido el año de explorar el fin del mundo en la pantalla grande. A través de distintas e interesantísimas propuestas, películas como The Tree of Life, Melancholia, Bellflower y The Turin Horse han desarrollado este tema desde sus propias perspectivas: religiosas, psicológicas, filosóficas e -incluso- amorosas.

El hilo conductor que las une a todas es el factor humano, la reacción emocional de las personas por ver su mundo, literal o figurativamente, dejar de existir.

Take Shelter, el excelente filme del director Jeff Nichols, se une a este selecto grupo de piezas cinematográficas que presentan un posible fin de la Tierra, sólo que lo hace desde el punto de vista de un individuo que no sabe si lo que está viendo en sus sueños son una profecía o las primeras señales de esquizofrenia. ¿Qué le habría pasado a Noé de haber vivido en tiempos actuales? ¿Lo habrían medicado e internado en un manicomio cuando empezara a construir su arca?

“Curtis”, un obrero padre de familia, no selecciona dos animales de cada especie, pero se empeña en construir un refugio para el temporal de proporciones bíblicas que atormenta sus sueños y así proteger a su esposa e hija. El gran Michael Shannon interpreta a “Curtis” como sólo él lo puede hacer. El talentosísimo actor es un experto en encarnar a personajes que sufren de padecimientos mentales. Su trabajo siempre es impredecible. Es como ver una bomba de tiempo que nunca estamos seguros de cuándo va a estallar.

Sin embargo, con “Curtis” Shannon hace algo muy distinto dentro de su admirable repertorio, que incluyen memorables papeles en cintas como Bug, Revolutionary Road, My Son, My Son, What Have Ye Done y la serie de HBO Boardwalk Empire. Nos permite ver en todo momento el lado humano de su personaje, un hombre confundido y temeroso sobre la posibilidad de padecer de la misma condición que le robó a su madre, pero que desea por encima de todo salvar a su familia de la catástrofe que -según él- se avecina.

Jessica Chastain, quien ha tenido un año extraordinario como actriz, interpreta a su esposa y de todos los papeles que ha encarnado este año, el de “Sam” es el que más le ha servido para demostrar sus impresionantes habilidades histriónicas. Por medio de ella es que los espectadores canalizamos las frustraciones que podrían surgir a lo largo de la película, incrédulos al ver cómo “Curtis” malgasta el dinero destinado a la operación auditiva de su hija en un refugio que para ella y todos los miembros de su pequeño pueblo parecen una locura. Su papel es vital y muy conmovedor.

La dirección de Nichols nos hace partícipes de lo que atraviesa “Curtis” al mantenernos cuestionando la autenticidad de sus visiones. Su ritmo narrativo -sobre todo durante la primera hora- es deliberadamente lento en un viaje desconcertante que toma impulso cerca de su punto medio y nos mantiene cautivos hasta su última escena, momento que ciertamente dividirá a la audiencia.

Mientras el guión de Nichols deja el final abierto a la interpretación del público, sólo veo una posible alternativa que no le resta valor a su magnífica propuesta y al poderoso drama familiar que lo antecede.

Al borrar la línea entre lo real y lo inverosímil, Take Shelter funciona en varios niveles. Por un lado es una cautivante y cruda representación de una condición mental degenerativa, mientras por el otro nos confronta con la posibilidad de que todo sea cierto. De todos los supuestos locos que anuncian el fin del mundo, cuyos mensajes apocalípticos despachamos con suma facilidad, ¿qué ocurrirá el día que alguno tenga razón?

El filme no responde esta pregunta claramente. La deja sobre la mesa e invita a la discusión, siempre una señal de cine hecho con inteligencia.