
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Existe un profundo dilema moral en el corazón de Looper, la fantástica película de ciencia ficción del director Rian Johnson, que explora la naturaleza cíclica de la violencia y nos confronta con los sacrificios que estaríamos dispuestos a cometer para detenerla. Johnson alcanza esto mediante el concepto de viajar a través del tiempo y una de las mayores preguntas que esto conlleva: de poder interrumpir un evento catastrófico, ¿lo haríamos?
La mayoría respondería que sí, pero el cuestionamiento que Johnson establece en su argumento es más complejo que eso en vista de las circunstancias que, milagrosamente, han permanecido ocultas en el material publicitario de la película. A simple vista es una entretenida aventura, pero a medida que la historia se va desarrollando antes nosotros, se convierte en la propuesta más inteligente que se ha visto en este género desde Inception.
Johnson realiza un gran trabajo al transportarnos a una futurista en el año 2042 que evoca a clásicos como Blade Runner sin diferenciarse demasiado de nuestro presente. Treinta años en el futuro de esa realidad, viajar a través del tiempo se ha convertido en una posibilidad que los gobiernos del mundo han prohibido pero que los criminales utilizan para enviar rivales al pasado para ser eliminados por asesinos a sueldo conocidos como “Loopers”. Estos se deshacen de los cuerpos que en el futuro pueden ser fácilmente localizados por medio de nanotecnología.
“Joe” (Joseph Gordon-Levitt) es uno de estos matones cuyos contratos culminan cuando les es enviada su propia versión futura, la cual tienen que asesinar a cambio de una sustanciosa compensación que les permite vivir los próximos 30 años en absoluta comodidad. Sin embargo, cuando “Joe” encara al hombre en el que se convertirá –interpretado por Bruce Willis- titubea y no logra matarlo, lo que desata una serie de sucesos con graves repercusiones a través del tiempo.
Hasta ahí lo único que usted debe saber sobre la trama de Looper. Revelar más sería privarlo del gozo que provee el astuto guión de Johnson y los giros que da la historia una vez pasa al segundo y tercer acto, cuando cobra un estilo western, que llevan el argumento a lugares inesperados. Es un cambio brusco pero efectivo en el ritmo de la cinta, en el que las lealtades del público van cambiando de una escena a la próxima, manteniéndonos en guardia en todo momento ante lo que pueda ocurrir.
En su tercera y mayor producción tras su impresionante debut en Brick y la memorable The Brothers Bloom, Johnson demuestra que está listo para las grandes ligas. Su manejo de la cámara es impresionante, irradiando estilo en encuadres que contienen más información de la que es posible divisar a primera vista y con un sólido uso de efectos especiales cuya calidad sólo flaquea por instantes. Por momentos uno cree que está perdiendo el control de la historia a medida que se va transformando, pero este es sólo un sentimiento pasajero que contribuye al suspenso que se manifiesta en pantalla.
Por medio de un convincente maquillaje, Gordon-Levitt adquiere un parecido físico a Willis, pero es su tremenda actuación, compuesta por las idiosincrasias de la estrella de Die Hard, lo que eleva su trabajo por encima de la mera imitación. El personaje de “Joe” atraviesa un cautivante arco dramático, o más bien dos, ya que vemos dos versiones de él, con Willis teniendo su propio desarrollo del papel desde otra perspectiva no menos fascinante.
Al tremendo trabajo de los protagonistas se le suman el de Jeff Daniels, como el jefe de los Loopers que viene del futuro y quien provee los mejores momentos cómicos del filme, y Emily Blunt, como una mujer que entra en el segundo acto del largometraje y cuya bondad tienen un efecto significativo en “Joe”.
Es raro ver películas de ciencia ficción basadas en ideas originales y más raras aun las que consiguen un estreno masivo que no sólo satisfagan la pupila sino el intelecto. El argumento de Looper posee cualidades meditativas -con raíces que van tan atrás como La Jetée (1962)- que hacen que el filme trascienda más allá de una emocionante y entretenida aventura, lo cual también es. Es un valor añadido que está presente para todo aquel que desee aprovecharlo.