Captain Underpants: The First Epic Movie
La primera adaptación de los populares libros infantiles es toda una chulería.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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En tiempos cuando los superhéroes están "pegaos" y las adaptaciones de cómics son la orden del día, tanto en la pantalla grande como en la chica, la cinta animada Captain Underpants: The First Epic Movie, destaca a aquellas personas que dan vida a estos personajes. Sus protagonistas no son justicieros enmascarados -aunque sí hay uno, sin máscara, solo capa y calzoncillos- sino dos niños cuya imaginación no conoce límites. Límites ni reverencia.
La primera adaptación -y con suerte, no la última- de la popular serie de libros infantiles del autor Dav Pilkey captura cariñosamente la creatividad infantil así como el humor típico de esa edad cuando “caca”, “peo” y “pipi” son las palabras más graciosas en la infinidad del cosmos. Aunque al leer esto pudiese parecer que se trata de la clase de comedia escatológica que suele representar lo más bajo del género, aquí afortunadamente ese no es el caso. Las carcajadas emanan de la inocencia de los personajes principales, “George”, el artista, y “Harold”, el escritor”, y el inmenso gozo que les produce crear sus historietas protagonizadas por el valiente y atolondrado “Captain Underpants”.
Amigos del alma desde que ambos se rieron al escuchar “Urano” en kínder, el mundo de “George” (Kevin Hart) y “Harold” (Thomas Middleditch) está por venírseles abajo ante la decisión del vil principal “Mr. Krupp” (Ed Helms) de reubicarlos en salones diferentes. El futuro de su amistad pende de un hilo hasta que consiguen hipnotizar a su némesis y hacerlo creer que él es “Captain Underpants”, algo que no solo les servirá para mejorar el ambiente en su escuela, sino para combatir al nuevo maestro de ciencia, el profesor “Poopypants”, y sus planes de acabar la risa.
Si la trama suena simplona es porque lo es, mas esto no es una debilidad del libreto, pues está redactado desde la perspectiva de niños de cuarto grado y la película es reflejo de ello. La vibrante animación se distingue no solo por sus curiosos diseños, sino también por la variedad de técnicas que utiliza, entre ellas los títeres y la simulación de dibujos hechos a mano. El efecto es un filme que se mueve a la velocidad de la mente de un niño de nueve años y con la libertad para ser totalmente irreverente.
Esta cualidad distingue a “Captain Underpants” de la mayoría de las ofertas familiares de estudio, por tratarse de entretenimiento para niños que genuinamente parece haber sido hecho por ellos, sin que esto se lea como una crítica en su contra. Al contrario, es un cumplido. Y no importa lo que digan los aburridos adultos, los peos –eh, perdón, “flatulencias”- siempre serán graciosos. Vaya a verla y trate de defender lo contrario.