Jinete malo en caballo chongo
“Los fenómenos atmosféricos crean circunstancias excepcionales que colocan a los ciudadanos en situaciones de precariedad”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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El problema de Puerto Rico ha sido el de jinete malo en caballo chongo. El jinete malo han sido las administraciones incapaces e irresponsables de los gobiernos azules y rojos. El caballo chongo es la colonia. La emergencia de Fiona así lo retrata de cuerpo entero.
Sobre el jinete malo, basta evaluar la reacción errática e inarticulada del gobernador Pedro Pierluisi ante Fiona. Los fenómenos atmosféricos crean circunstancias excepcionales que colocan a los ciudadanos en situaciones de precariedad. Pero el desastre lo causa la incompetencia e irresponsabilidad de los administradores a cargo de mitigar esa precariedad.
El principal problema generalizado en el país ha sido la falta de energía eléctrica. Hace una semana el gobernador indicó que la mayoría de la población tendría energía eléctrica esa misma noche. El gobernador fue desmentido por el portavoz de LUMA. Hoy, a una semana de sus expresiones, esa no es la realidad del país. Aun aquellos que han tenido acceso a energía eléctrica, están sujetos continuamente a los relevos de carga, creando inestabilidad.
Esta semana el gobernador expresó: “Lo que puedo decir… esta es la vez que más rápido se ha retornado el servicio eléctrico desde 1988″. Esto es indignante, pero no es de sorprender. No olvidemos que ha sido el gobernador el que consistentemente ha dicho que está “satisfecho” con LUMA. A sus expresiones se unieron la comisionada residente, Jenniffer González, y los “analistos” mediáticos del PNP.
Ante la crisis energética, algunos alcaldes han movilizado sus propias brigadas para reestablecer el servicio en las comunidades. Quienes laboran en el esfuerzo son exempleados de la AEE. La respuesta de LUMA ha sido presentar querellas en la Policía contra esos alcaldes, enviar cartas amenazantes y movilizar brigadas para deshacer el trabajo realizado a nivel municipal. Pierluisi, por su parte, solicitó a los alcaldes a firmar un memorando de entendimiento con LUMA que limita sus funciones al desganche de líneas y limpiar caminos. Ese trabajo ya lo han estado realizando en muchos municipios. Lo que hace falta es energía eléctrica.
La razón perversa de LUMA al oponerse a las acciones de los alcaldes es que desea el banquete total de los fondos asignados por FEMA. Si los alcaldes actúan, tendrían acceso al desembolso de dichos fondos. Los que se lucran del negocio energético no viven aquí. Los que sufren, sí.
La experiencia durante emergencias nos muestra que resulta peligroso que las riendas del país estén en manos incapacitadas y atadas por unos intereses económicos que velan por su lucro y no por el bienestar general. Pero si con eso no fuera suficientemente trágico, el jinete malo cabalga sobre el caballo chongo de la colonia.
La disminución en los abastos de diésel obligó a negocios de comida, colmados, supermercados, lugares de servicios de salud, entre otros, a cerrar operaciones. Un buque con abastos de diésel llegó a las costas de Peñuelas, pero encalló en rocas de las limitaciones coloniales. Resulta que las leyes de cabotaje impiden su entrada.
Las leyes de cabotaje nos cuestan y limitan nuestro desarrollo económico. Esas leyes obligan a utilizar embarcaciones y tripulación estadounidense para transportar mercancía a Puerto Rico. Transportar mercancía en esos barcos cuesta 151% más que utilizar buques internacionales. Esto se refleja en el aumento de costos al consumidor.
En 1995 el PIP consiguió que una resolución concurrente para exigir al Congreso que eximiera a Puerto Rico de la aplicación de las leyes de cabotaje se aprobara con el voto de las delegaciones PNP y PPD. Las leyes de cabotaje son una manifestación del problema de fondo, el colonialismo. Por eso, desde entonces, el liderato de esos partidos se ha cruzado de brazos. Hoy día, Jenniffer González es la principal defensora de la aplicabilidad de las leyes de cabotaje contra Puerto Rico.
En tiempos de emergencia, las leyes de cabotaje limitan el acceso de suministros a Puerto Rico. Como archipiélago, eso nos resulta en una limitación mortal.
La crisis de Fiona es el más reciente recordatorio de que hay que cambiar de jinete y de caballo. De lo contrario, continuaremos en crisis permanente.
Combatiente del abuso, la inequidad y la corrupción. Solidario con el prójimo. Luchador a favor de los derechos humanos y el respeto mutuo. Fiel creyente en la democracia, la independencia y la posibilidad de un nuevo país. 100% Cagueño. Producto UPR. ¡Puertorriqueño, siempre!
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