No exactamente nos sentimos orgullosos del correo electrónico basura, o “Spam” (como la jamonilla), pero queramos o no, este tipo de mensajes, que a diario todos recibimos por montones, es parte de la cultura popular de la Internet.

Aquí tenemos de todo: ¿quiere alargarse el pene?, ¿desea ayudar a algún pobre nigeriano a depositar sus 30 millones de dólares en una cuenta de banco?, ¿quiere un viaje gratis a Disney?, ¿quiere ver fotos de Britney Spears desnuda? Solo imagine, y lo tendrá.

Hace 30 años (1978), se envío el primer correo electrónico no deseado a través de ARPANET, el papá del Internet moderno. Inclusive, se sabe quien fue el que lo envío, un tal Gary Thuerk. Cuenta la leyenda que Thuerk envió un correo en mayo 2, 1978 a través de la red promocionando su equipo Digital Equipment. A pesar de que el envío genero todo tipo de críticas, Thuerk generó ganancias.

A partir de ahí, el correo electrónico no deseado se ha convertido en acción de empresas grandes, pequeñas, pequeñísimas, grupos y todo tipo de timadores, que utilizan varios métodos para enviar correos atractivos, aunque el fin sea el mismo. Muchas entidades han optado por utilizar programas de correo masivo, los cuales se ajustan a las leyes modernas “anti-spam” de Estados Unidos y otros países.

Con los años, se han creado diversos productos y servicios para combatir no solo el “Spam”, sino los virus y “malwares” que se asocian a éstos. La verdad es que el “Spam” es como los deambulantes, nadie los quiere, pero siempre están ahí.

Felicidades “Spam”.