Mi médico se fue de Puerto Rico
“Para empezar, los especialistas se van a seguir yendo porque no hay suficientes posiciones de entrenamiento”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
PUBLICIDAD
Nos estamos poniendo viejos. Los datos de los últimos siglos muestran que siempre ha habido gente que supera los 60 años, pero eran la excepción. Ahora, es la regla. Por tanto, también hacen falta más médicos que nunca y ellos también se están poniendo viejos. Esta columna no es problema para la gente con dinero. Los acaudalados cada vez más se van a Florida, Cleveland Clinic, Mayo, Johns Hopkins y Houston para citas y tratamientos. El problema lo tenemos los que no hemos llegado a esa “paz económica”.
Los médicos, esos superhéroes con bata blanca, no dejan de ser humanos por tener el MD. Cada vez hay menos en la Isla por el atractivo que tiene irse a Estados Unidos a facturar más, sin la preocupación de que el plan médico no te va a pagar en seis meses o un año porque el grupo médico que te contrató se encarga de eso.
El problema incluye la negativa de reformar a los planes médicos. Lo cual es parte de la columna vertebral del problema del éxodo de los médicos. Un subespecialista recibe $30 por visita. Lo mismo que pagaban hace 30 años. Por ejemplo. El plan médico paga $80 por un sonograma. En Estados Unidos te pagan 300. Otro ejemplo una histerectomía aquí paga $900, lo mismo que pagaba hace 30 años. En Estados Unidos hay estados en los cuales pagan hasta $2500 por ese procedimiento. Eso y la resistencia a contratar con subespecialistas nuevos es sin duda gran parte del asunto. Pero no lo único. Explico.
Ya sabemos de las historias de terror que narran pacientes que están pidiendo citas para especialistas y solicitan en octubre y la dan para junio. Esta es cada vez la norma. Tan dramático es el asunto que se estima que hubo 5,000 médicos migrantes en los pasados 14 años. En 2006, había 14,000 médicos en Puerto Rico y al día de hoy sólo hay 9,000.
Por ello se aprobó una ley de incentivo para que solo paguen el 4% en sus planillas. Esto ha significado cerca de $150 a $200 millones menos en bolsillos de Hacienda y en dinero que se queda en el bolsillo de los médicos. Y yo me alegro por ellos. En la actualidad, hay los mismos 9,000 médicos que había al momento de aprobar el incentivo de 4%, lo que a juicio del Colegio de Médicos Cirujanos solo ha impedido que se vayan los que quedan, pero no se ha logrado que regresen los demás.
A pesar del incentivo del 4%, especialmente los médicos jóvenes, se siguen yendo de la isla. El problema es que pronto se irán más. Se espera el retiro masivo de millones de babyboomers en Estados Unidos en los próximos cinco años. Eso provocará que vengan muchas más ofertas de head hunters de Estados Unidos repartiendo muchísimo dinero para llevarlos a atender a los nuevos pacientes, que estarán buscando más que nunca atenciones médicas, como ocurre cuando se dispara la población de la tercera edad.
Nuestros médicos están (al igual que el resto de la población) envejeciendo. Si usted ve las actividades, cumbres y conferencias, se percata de las canas. Una encuesta hecha por los cirujanos en Puerto Rico reveló que la mayoría de estos especialistas están ya sobre los 65 años. Mientras, los demás especialistas están en general sobre los 60 años de edad.
Mientras, en Puerto Rico la población tiene una mediana de edad de 50 años. Esto quiere decir que la mitad de la población tiene 50 o más.
Nuestros pacientes con comorbilidades están entre las tasas más altas a nivel global, sino las más altas en algunas condiciones de salud. Eso nos hace de las poblaciones más viejas y con más enfermedades crónicas en el globo. Por tanto, con más necesidad de especialistas y servicios clínicos (en persona) enfocados en atención y prevención.
En los próximos cinco años cientos de médicos especialistas irán al retiro parcial o completo a lo que tienen derecho, pero ahora es cuando más los vamos a necesitar.
Un amigo doctor me dijo que cuando uno tiene que cuidarse más es en Navidad. Los hospitales se llenan en esa época porque luego de comerse el pavo y atiborrarse de comida típica navideña, la población se descuida de sus condiciones de salud. Cuando llega al hospital, el especialista está libre o de vacaciones, a lo que tiene derecho, pero no hay suficientes doctores para sustituirlo. En lo que llega del asueto, el paciente languidece.
Debemos tomar en cuenta que cuando llegue el final del retiro de los babyboomers en los próximos cinco años, ya se nos hará tarde para atraer especialistas médicos que no se empiecen a formar ahora.
Tenemos que anticiparnos y crear becas especiales y programas para fomentar que se queden en Puerto Rico a cambio de pagarle sus estudios. Cuando Gary Rodríguez era legislador, lo entrevisté y él tenía un plan para esto. Pero, en Puerto Rico nos encanta posponer las soluciones a problemas mediatos.
En vez de que se pague solo el 4% como tasa preferencial, debería pagarse una tasa todavía más preferencial, de 8 a 10% y coger la mitad de los $200 millones para incentivar programas de especialistas con becas y estudios para reabrir prácticas que antes se hacían en Puerto Rico para lograr especialidades.
También, se debería condicionar entrar al Recinto de Ciencias Médicas para que una vez se gradúe el estudiante subsidiado de medicina, venga compelido a quedarse en Puerto Rico trabajando por diez años al terminar sus estudios. Obviamente, a cambio de ello el estudiante estaría en un programa de becas voluntarias o tendría que pagar el costo de la Universidad de Puerto Rico (UPR) a precio sin subsidio estatal.
De igual manera, el Colegio de Médicos Cirujanos podría crear un comité externo para recibir donativos y fomentar masivamente estas becas en las áreas que más falta hacen por las comorbilidades que tenemos. Los beneficiarios de Ley 22 que tanto dicen amar a la Isla, deberían igualmente poder donar o aportar a dicho fondo para mejorar el sistema médico que ellos también usan con su servicio concierge.
Lograr que un médico haga especialidades y subespecialidades coge años, por lo que urge hacer esto de inmediato.
Para empezar, los especialistas se van a seguir yendo porque no hay suficientes posiciones de entrenamiento. Aquí casi todos los fellowships (subespecialidades) son del sistema UPR y el programa má́s grande (cardiología) coge solo cuatro estudiantes por ãño.
Hay fellowships que solo cogen un estudiante por ãño (alergia/inmunologí́a). El resto se tiene que ir a entrenar afuera y no hay 4% que los haga volver cuando tienen ofertas de $400,000 y $500,000 anuales empezando, con toda la práctica montada. La clave estarí́a en algo como las becas o programas de seguimiento para que tengan que regresar y una vez tengan su práctica aquí por 10 años, difícilmente se vayan con el paraíso que sería nuestra isla de Puerto Rico, si cooperáramos.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.