¿En qué demonios se nos van $30,000 millones?
“Lo primero que hay que aceptar es la pura verdad: la transportación pública que tenemos es una basura porque es para los pobres”

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Como saben, esta columna se titula “Esto tiene salvación”. Por cerca de dos años he hecho críticas severas desde este espacio, pero siempre he intentado incluir consejos prácticos y mi opinión de cómo se deben hacer las cosas de una manera constructiva. Aunque así lo crean algunos políticos, no se trata de criticar por criticar. En las próximas semanas voy a dedicar este espacio a ofrecer ideas concretas de iniciativas que se deben implantar en Puerto Rico para rescatarnos del ambiente trágico en que vivimos.
No todas las ideas son costosas para el erario; algunas no cuestan nada y tienen un potencial enorme de desarrollo económico. Pero algunas, como la que les quiero plantear hoy, sí son costosas. Si alguien conoce del descalabro económico del Gobierno en este momento soy yo y no es una locura que hable de cosas que cuestan dinero. Créanme, soy consciente. Pero aquí se masacra diariamente a la clase trabajadora y ya es hora que el Gobierno comience a ofrecer beneficios a cambio de las contribuciones de país rico que nos clavan.
La idea con estas iniciativas es lograr que algunos jefes de agencia y alcaldes que (dan la impresión de que) no hacen nada se entusiasmen por hacer “algo”. Lo que les voy a proponer son ideas de alto impacto. Ya uno no sabe pa’ qué car#*&$&#!!! se usan los casi $30,000 millones anuales que se come el presupuesto consolidado del Estado Libre Asociado (ELA). Les voy a dar unas ideas de para qué sí usarlos. Quiero hablar de cosas revolucionarias porque pocos entienden el sentido de urgencia y la necesidad de hacer las cosas de una manera categóricamente distinta.
La primera idea que les quiero plantear tiene que ver con transportación. Quizás muchos de ustedes han tenido la oportunidad de viajar fuera de Puerto Rico. Estoy seguro que algunos han podido visitar a familiares en alguna ciudad de Estados Unidos. A lo mejor ese familiar lo buscó a usted en el aeropuerto y usted nunca se dio cuenta de cómo funciona la transportación pública en esa ciudad. Pues mire, sepa que no se parece en nada a la mier#($ que tenemos en Puerto Rico. Nuestro sistema de guaguas y tren es lo peor de lo peor. Es tan malo que existen múltiples ejemplos que le comen los dulces en esas “repúblicas” de América Latina que nuestros políticos se pasan criticando.
Lo primero que hay que aceptar es la pura verdad: la transportación pública que tenemos es una basura porque ES PARA LOS POBRES, punto. Mientras los ejecutivos de Hato Rey -que tienen quién les lave el carro mientras ellos están en su oficina en aire acondicionado- no usen la guagua para llegar a su trabajo, la guagua va a seguir siendo una mier#($. Mientras los turistas que nos visitan, que son quienes conocen mejores sistemas de transportación y pueden aportar a mejorarlos, sigan dependiendo de taxistas (que les clavan $20 del Condado al Viejo San Juan) para moverse y no usen la guagua, la guagua va a seguir siendo una mier#($.
Es así porque quienes pueden mejorarla o exigir efectivamente que se mejore no la usan. Obligue a los legisladores a usar el Centro Médico pa’ que usted vea cómo el gas pela… Tan reciente como hace una semana vimos que el Tren Urbano, esa obra faraónica inútil que nos endilgaron para ganar elecciones y que sus tataranietos tendrán que pagar, tuvo que anunciar que va a reducir su horario de servicio porque no hay quien pague los costos. Ese tren, al igual que el resto del sistema, no funciona.
Quiero hablarles de dos ejemplos que han revolucionado la transportación pública en dos ciudades de Estados Unidos: el DC Circulator y el Baltimore Circulator. El concepto fue diseñado con el apoyo y la investigación de varias universidades y es bien sencillo: son guaguas nuevas, costosas, muy limpias y lindas que corren en rutas cortas de áreas turísticas y comerciales o de oficina, hacen pocas paradas y salen cada cierto tiempo. En Baltimore son gratis y en Washington D.C. la tarifa es de $1.00. Estas ciudades continuaron operando sus rutas de guaguas públicas por separado, pero añadieron este sistema para distinguirlo de las existentes, con una nueva marca y nombre, que atraen un público que hasta ese momento no usaba transportación pública. Les han llamado los “choice riders”, personas que tienen una alternativa, pero eligen usar ese sistema.
Los mapas de las rutas nuevas están diseñados como la ruta de un tren para que los usuarios vean que son muy pocas paradas a sitios de mucho tráfico como, por ejemplo, universidades, centros comerciales y de oficinas, la zona bancaria, el aeropuerto, la zona turística y el centro de convenciones. Eso derrota la idea de que la guagua se para en cada esquina y toma horas llegar a los sitios. Las paradas de estas guaguas también son nuevas, distintas a las que ya existían e incluyen tecnología que informa a los usuarios dónde está la próxima.
El sistema también ofrece “apps” para los teléfonos que te dicen dónde está la próxima guagua, si hay problemas con el servicio y te permiten dar quejas. Solo en Baltimore, donde ya el sistema se ha ampliado a cuatro rutas y 26 guaguas, el sistema mueve cerca de 400,000 usuarios mensuales. El sistema también conecta con los otros sistemas de transportación pública existentes. Un ejemplo que trata de imitar esto es lo que ha iniciado el Municipio de San Juan en la Avenida Domenech y el Pon de Plaza que va de Hato Rey a Plaza Las Américas.
Un estudio reciente del sistema de Washington D.C. hecho por el Departamento de Transportación federal y Howard University encontró que el 98% de los usuarios se lo recomendaría a otras personas, 57% de los usuarios tiene carro pero prefiere no usarlo, el 50% lo usa para ir a trabajar, y el 60% lo usa en viajes de más de 10 cuadras. También existen otros proyectos similares como el LINK en Ann Arbor, Michigan y el Margate Circulator en Broward County, Florida.
Mi propuesta sería empezar una ruta en el área turística porque este segmento enfrenta unos retos colosales para moverse de un sitio a otro en una ciudad que los turistas no conocen. Al mejorar nuestra infraestructura turística podemos mejorar el servicio que reciben quienes nos visitan y fomentar el desarrollo económico de ese segmento. Propongo una ruta de ese tipo de guagua que vaya del aeropuerto a Isla Verde, Punta Las Marías, Ocean Park, Condado, Puerta de Tierra, Viejo San Juan y el Centro de Convenciones. Da pena ver a los turistas preguntando cómo coger la guagua de la AMA y tener que decidir entre caminar por aceras intransitables, esperar a veces horas por la guagua o ser atracados por un taxista de esos que nadie supervisa y que no usa el metro ni aunque le ruegues. Y taxistas que me leen… no es personal, pero yo he usado sus servicios y ustedes saben que hay muchos que se las traen.
Vamos a intentar una coalición entre los municipios de San Juan y Carolina, el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), los hoteleros, la Universidad de Puerto Rico (UPR) y la Compañía de Turismo. Esto puede mejorar la calidad de quienes nos visitan y los miles de puertorriqueños que trabajan en esa zona. Si logramos hacerlo bien se puede extender a otras zonas.
Ya es hora de dejar de pensar en babosadas y empezar a pensar inteligentemente. Nos limpiamos casi $30,000 millones todos los años Dios sabe en qué y no vendría mal empezar a disfrutar ese dinero de alguna manera agradable. No todo debe ser pagar y pagar sin recibir nada a cambio. Y yo estoy harto de eso.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.