El pecado del estadista “light”: estadidad en “layaway”
Lo que dijo el secretario de Estado fue lo obvio, pero además, lo correcto.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Larry Seilhamer Mea Máxima Culpa. Por décadas escuchamos a muchos comentaristas, políticos y estadistas foribundos decir que había que destruir la asquerosa, criminal y cochina colonia. Hablaban del territorio como un status indigno y estiercolero. Que la estadidad sería imposible mientras Puerto Rico fuera la colonia contenta que le gustaba el asunto de no tener poderes plenarios a cambio de tener todos los fondos federales sin pagar impuestos. Decían estos, que había que destruir la economía porque mientras el pueblo siguiera contento con la colonia de libre tránsito con los estados, libre comercio, pasaporte norteamericano y sin pagar impuestos federales sobre ingreso, PR nunca pediría unirse a la gran corporación. Por años los escuchamos con sus discursos y cuentos de que una vez destruyeran la colonia, la estadidad alumbraría con su potente luz a la mente colonizada a lo Memmi.
Mientras predicaban esto, había movimiento en el Congreso de Estados Unidos para mover el asunto del status de PR. Pero era muy difícil lograrlo. A lo único que tenemos derecho los boricuas, según el derecho internacional, es a pedir la independencia. No hay tal cosa como una obligación de hacer estado o anexar un territorio. Le reto a usted a que busque cualquier tratado o ley internacional o local que diga lo contrario. De hecho, los casos insulares que todavía están vigentes, decidieron que EE.UU. puede hacer con sus territorios lo que quiera. Así que no hay tal derecho a la estadidad. A lo único que hay derecho conforme a las Naciones Unidas es a la libre determinación e independencia. Pero si nosotros escogemos 8,000 veces ser estado, EE.UU. no está obligado a dar dicha estadidad. Esos son los datos y en esos datos no pensaban los que destruían a la economía de la colonia para ganar la estadidad.
En el momento más cerca que hemos estado de resolver el status fue en el proceso dirigido por el senador federal Benneth Johnston a finales de los años 80 y principios de los 90. El temor de entonces fue el mismo de ahora. Dar la independencia significa, supuestamente, una emigración enorme de boricuas como nunca antes. Mariel sería nada, luego del éxodo bíblico de millones de boricuas abandonando la Isla. La estadidad no era deseada por el Congreso y no tenía los votos ningún proyecto que diera una ruta obligatoria hacia ella. Así que, lo que quedaba era el territorio, el ELA o un ELA hacia libre asociación con tufo de independencia, que igualmente levantaba el temor de la emigración bíblica. Mejor no cuquen al toro y deja las cosas como están. Total, en Islas Vírgenes también son territorio y no están peleando ni protestando, pensaban algunos.
Entre tanto, se acabó la Guerra Fría, cayó el Muro de Berlín y colapsó la Unión Soviética. Así que EE.UU. no tenía un rol ya para hacer de PR un paraíso en contraste con Cuba y ya no había un enemigo que pudiera enfrentársele. Así que empezaron a quitar aquellos atractivos del ELA territorial que hacían de PR la colonia contenta. Los estadistas de aquí bajaron la cabeza y en su teoría de destruir la colonia, aplaudieron. Así entregaron las 936 con gusto, planteando que si la economía colapsaba el pueblo pediría la estadidad. Entonces, llegó la quiebra, destruyeron la economía y le echaron la culpa al status colonial que ellos antes decían que había que destruir. Algunos estadistas quieren cambiar la realidad de que esta relación es bidireccional y requiere que dos quieran casarse para que la boda se pueda dar. Exigir la estadidad es válido. Pero en realidad, depende de que la novia se quiera casar con el novio. El gran pecado de Larry Seilhamer fue decir lo que rompió el sello de los secretos de la Vírgen de Fátima. Que cuando hay una relación entre dos, los dos deben mantenerse en buenas condiciones para que la relación prospere.
Obviamente, nuestros soldados han dado la vida por esa otra nación y aunque hoy es voluntario, no queda duda de que eso tampoco obligaría a dar la estadidad, porque bien pudieran decidir no aceptar soldados boricuas si ese es el argumento estadista. Creo que PR va a terminar escogiendo la estadidad porque ya relación de Unión Permanente es la que los boricuas quieren y la única unión permanente en estricto derecho federal e internacional es la estadidad. Contrario a otros, no veo imposible que un gobierno demócrata con mayorías en Senado y Cámara puedan otorgar la estadidad para PR. Sin embargo, el principal problema de la estadidad es que es representada por bandos políticos que engañan y manipulan para verse como los más estadistas cuando en realidad están buscando administrar la colonia.
Lo que dijo el secretario de Estado fue lo obvio, pero además, lo correcto. Larry lo que dijo fue, mire, vamos a pedirle matrimonio a la metrópoli, pero para que la metrópoli no solo acepte, sino que desee y anhele el día de la boda, hay que preparse para alistarse a las condiciones que harían aún más favorable que lo del casamiento ocurra. Porque yo, como fan de las comedias románticas, lo menos que quiero ver es una boda donde el jevo no se prepare, ni se cuide y ocurra un Runaway Bride.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.