En los 90, Rosselló, el primero, aprobó la ley que dijo que para el 2000 reciclaríamos el 33%. Pero, la basura para los alcaldes es “la droga de la que mami me hablaba, la que moría si probaba y yo de idiota pensando que me amabas”.

Luego, la Junta de Calidad y la Autoridad de Desperdicios sólidos sacaron pecho y juraron que eso se implementaría. En el 2003, los alcaldes propusieron cobrar por recoger la basura porque el costo del recogido se había disparado tras los federales cerrar los vertederos que esos mismos alcaldes habían mal usado y ya se les agotaba su vida útil, por lo que se acabaron los años del corralón y ahora los alcaldes tendrían que pagarle a otros municipios o a empresas privadas para poder entrar a sus vertederos.

Fue así como llegó el IVU Municipal, que arrancó en Caguas y luego Guaynabo, y otros municipios. Se justificó para supuestamente reciclar y recoger la basura y era un chavito. Santini decía que era un penny. Bueno, pues de 1%, subió a 1.5% y con eso se supone que los alcaldes no solo tendrían para recoger la basura y fomentar reciclaje, sino que además tendrían para hacer un fondo de equiparación para que entre todos los alcaldes se distribuyera el .5% y así tener todos programas de reciclaje y ornato. Eso sonaba bello en el 2005 y lo aprobaron en diciembre de 2006. Como sabemos, fue otra clavada y los alcaldes nunca reciclaron ni mejoraron realmente el sistema de recogido de basura optimizado fomentando compostas y otro tipo de disposición de basura.

Cuando se acabaron los chavos del IVU en 2012, tras casi todos hipotecarlos hasta el 2050 y quedarse sin posibilidad de manejar los gastos, llegaron a cogerle prestado al Banco Gubernamental de Fomento y así recoger la basura. Fue tanto, que quebraron el banco en 2014 y colapsó.

Ahí, se le ocurrió al gobierno aprobar un impuesto de recogido de basura, pero el pueblo dijo que sobre su cadáver y lo aguantaron. También aprobaron eliminar las bolsas plásticas, pero lo que hicieron fue llenar de esteroides y abono a las bolsas plásticas que ahora cobraban. Y algunos alcaldes empezaron a cobrar por unas bolsas especiales para recoger la basura. Obvio, lo quitaron en cuanto llegó la temporada electoral.

Ahora vemos que el remedio ha sido peor que la enfermedad. En 2015 se prohibió el uso de bolsas plásticas de un solo uso y se dio paso a que los comercios solo usaran bolsas plásticas o de tela reusables. Sin embargo, cinco años después no ha aumentado el reciclaje, como se prometió cuando se aprobó la ley; y peor aún, en la Isla no existe ninguna empresa que recicle bolsas de plástico, por lo que terminan en los vertederos.

Son pocas las personas que acuden a los comercios con bolsas de tela. La mayoría de las personas terminan comprando bolsas plásticas reusables y terminan botándolas al zafacón. Tatiana Ortiz Ramírez de Jay y sus Rayos X fue a los vertederos y dan ganas de llorar.

Las bolsas de plástico no reusables tardan entre 100 y 500 años en desintegrarse, mientras la mayoría de las bolsas de plástico reusables no son biodegradables y tardan miles de años en descomponerse. O sea, le quitamos el quesito pa’ que no engorde el nene y le dimos bizcocho para que se ponga “saludable”.

La situación sigue empeorando, porque durante la pandemia hemos aumentado nuestra generación de desperdicios sólidos entre 15% a 20% con las compras de comida para llevar y las compras en supermercados, ya que no visitamos tanto los restaurantes.

Lo preocupante es que, según expertos, ninguna bolsa de plástico es reciclable y algunas personas por desconocimiento las desechan en los contenedores de reciclaje complicando así el proceso.

La Agencia Federal de Protección Ambiental en PR asegura que en 2015 hubo un cambio de consciencia y se comenzaron a usar las bolsas de tela, pero lamentablemente no se sostuvo su uso y las personas recurren a utilizar las plásticas reusables cada vez más.

Ante esta realidad, urge que el gobernador electo Pedro Pierluisi y la nueva Asamblea Legislativa liderada por el Partido Popular Democrático (PPD) dejen de lado sus diferencias de partidos y se unan para aprobar legislación para atender este grave problema.

Entre las recomendaciones que se adelantan por expertos está promover el uso de bolsas de tela, prohibir las bolsas plásticas y otras medidas urgentes de compostaje y reciclaje. Sin embargo, sabemos que será un amplio debate, porque los suplidores de bolsas de plástico se opondrán como ha pasado en otras jurisdicciones.

No es viable seguir usando estas bolsas no solo para nuestro ambiente, sino para nuestro bolsillo, ya que la prohibición de bolsas de plástico de un solo uso se convirtió en un cargo adicional para los consumidores que hoy pagamos un mínimo de 15 centavos por bolsa que se supone se reúse.

Finalmente, ahora los alcaldes vienen con el mismo cuento de reciclaje y pago de servicios directos más cercanos al pueblo y quieren aumentarnos el CRIM directa o indirectamente. Ya van tantas veces que nos dicen que van a reciclar, reusar y compostar que uno le cree más a Chicky Starr que al alcalde electo por uno mismo.

Queda de nosotros, el pueblo, ponernos a ayudar, porque estos muchachos no van a dejar de gastar y buscarán la forma de que paguemos más. Además, estoy seguro que dentro de unos años será delito usar cosas de plástico y otros materiales que hoy tiramos en las aceras como si fueran abono para rosas.