“Los intocables, los Illuminati, ¿oíste, bebé?”

En la canción de Farruko, Anuel y Kendo hablaron de sus problemas con la justicia y usan “Bandolero” de Don Omar cuando también tuvo su asunto. 

Los tres hablan de las verdaderas reglas de la calle y cómo funciona el otro mundo. En la canción se glorifica al que guarda silencio en vez de cooperar. Se habla de Dios como quien único debe juzgar y que es normal dudar, pero aún ser creyente. Se dice que la justicia pretendía pautarse con ellos y que se abusaba del poder. 

A dos de ellos no les va mal y la vida les sonríe. En la canción dice que en la prensa no hablamos del Congreso. Por eso escribo esta columna. Trato de cuando hago resoluciones de año nuevo proponerme y proponerle al país metas. Este año, creo que debemos hacernos una nueva resolución y no es escuchar más a Farruko (de quien soy fan, por si acaso). 

Es obvio que existen dos Puerto Rico. Hace un tiempo escribí la columna: “Yo siempre quise ser bichote” (como la canción de Bad Bunny) donde narro cómo bien pude terminar en el mundo del narcotráfico como terminó uno de mis amigos más cercanos. Una que otra mala decisión y bien se puede terminar preso como “Junior Cápsula”. Como sabemos de Alex Trujillo y el Buster, muchas de nuestras mentes más productivas en Puerto Rico se han destacado por su creatividad para sostener el narco-estado y para la música. De hecho, nuestra tercera industria más grande es el lavado de dinero y los negocios vinculados al narcotráfico. 

Por eso, cuando escuché al jefe del FBI decir que iba a atacar el lavado de dinero me eché a reír. Ellos saben que lo que sostiene la economía de Puerto Rico es lavar dinero del narco. El “mall” boricua más grande es la lavadora más grande con sus ventas. ¿O usted tiene dudas de que las tiendas al menudeo no saben que cuando un chamaco llega y se lleva 10 pares de tenis en cash lo que realmente hace es convertirse en lavadora? ¿Cree que no se los venden? Ni hablar de los restaurantes y tiendas abiertas aunque siempre están vacías, pero pasan los años y nunca cierran. 

Por tanto, cuando usted escuche que van a combatir el narcotráfico y no le digan que van a romper el sistema de Educación y volverlo eficiente, están metiendo fekas. La única solución al problema del narcotráfico es combatir la desigualdad social, el que pocos tengan casi todo. No todos caen en la tentación, pero todos los estudiosos advierten que donde existe mínimamente la delincuencia es donde hay menos desigualdad entre la gente. Eso solo se consigue a través de un sistema educativo justo, productivo y competitivo a nivel global. Educación que taladre en el cerebro que se valore más el conocimiento que los lujos, prendas, yates y privilegios. 

Por tanto, tenemos que proponernos la meta de arreglar el Departamento de Educación. ¿Por qué no podemos llegar a un acuerdo entre todos los candidatos para el 2020 de hacer de Educación algo sagrado, incorruptible y genial? Romper el aparato administrativo y que cada centavo llegue al salón dejando solo 500 auditores a nivel central para asegurarse de cumplimientos globales, mejorando el sueldo de maestros para que lleguen al aula solo los de mejor calidad. 

Tenemos que entrar a los primeros 20 a nivel mundial en las pruebas PISA y que la UPR entre a las primeras 50 en el THE y QS. Eso no eliminará todos los delincuentes, pero los minimiza bastante. A la larga, nadie quiere vivir con la perse diaria de que te van a matar. Pregúntele a Ángelo Millones a ver si eso es vida. 

“El crimen no comienza en el punto, allí se expresa. El crimen comienza en el abrazo ahorrado, en la cuna ignorada, en el libro no leído, en el pupitre vacío, en el silencio de los corazones. Es un fenómeno complejo porque nos retrata por dentro, es el efecto terminal de una herida que nunca ha sanado” – senador Vargas Vidot.