El pasado domingo, a través del programa Ahí está la verdad, con Normando Valentín,  muchas de ustedes tuvieron la oportunidad de enterarse de un tratamiento de células madres que me hice.  

Siempre he creído y pensado que cada una de nosotras tiene una belleza especial, porque nuestra belleza habita en nuestro interior y, según la cuidemos, ella se refleja en el exterior y hace que nos vean hermosa. 

Pero eso no quita que tengamos el deseo de hacernos unos cariñitos para seguir viendo nuestra piel saludable, aunque otras prefieren hacerse unos cambios para sentirse mejor, y eso yo también lo apoyo. Si te va a levantar el ánimo, te va a hacer sentir mejor o, sencillamente, como parte de tus cuidados y lo puedes hacer, ¡bienvenido sea! Y qué bueno que lo podemos hacer.

Ahora, déjame compartirte mi experiencia con este tratamiento. Te cuento que ya la piel de mi rostro estaba muy seca, con manchas, y tenía ciertas áreas como caídas y hundidas. Anteriormente me había puesto Botox en las líneas de expresión, pero eso te resuelve esa función. Y está chévere, pero dónde queda lo demás que es parte normal de tu proceso, sobre todo cuando estás tan expuesta a maquillaje, sol, productos, etcétera. 

Yo confieso que no soy muy disciplinada en cremas, aunque he sido esclava de ellas, por eso de hidratar. Pero anyway, lo que disfruté fue el saber cómo nosotras tenemos las alternativas dentro de nuestro cuerpo para darnos esas ayuditas que necesitamos. Y a la vez, y más importante, añadirle salud.

Ustedes saben que las enfermedades están en total descontrol hoy en día. Y Dios es tan maravilloso, bueno y perfecto que colocó dentro de nuestros propios cuerpos medicina. Y a eso se le llama células madres, un método interno que Dios nos dio para no recurrir a la cirugía. 

La realidad es que estamos limitados por un sistema, por eso tuve que viajar. Y lo increíble es que estos tratamientos son más que conocidos  en Europa, India, Argentina y República Dominicana, entre otros. 

Yo no me quité años de encima, yo le añadí salud a mi piel, cutis y cuerpo. Primero me sacaron sangre y de ella procesaron las células madres para hacerme un suero que se me puso. Luego, para el rostro, sacaron de la medula ósea células y grasa de mi vientre. El proceso fue de cuatro horas y no me dolió, (claro me ponían anestesia local en cada área que se trabajó). Salí con el rostro un poco inflamado y luego se asomaron unos pequeños moretones, pero ya al sexto día yo estaba maquillada, trabajando, y nadie lo notó... jijiji. 

Podemos entender que hay personas que no estén de acuerdo con estos tratamientos o cirugías plásticas que alguna de ustedes se quieran hacer, y se lo respetamos.

Pero no permitas que te limiten, te juzguen como vanidosa cuando tú tienes el derecho de ser feliz, sintiéndote mejor. 

Cada cual es un mundo. Yo estoy complacida con este tratamiento y por eso te comparto mi experiencia. Te digo más: mi esposo estaba mal de su rodilla y cómo es que se puso de sus células madres en la rodilla y ahora camina superbien y no le duele. Esa es la medicina que produce nuestro cuerpo.

No es vanidad, mujer, el que vivamos agradecidas de todo lo que Dios provee para nosotras. Además, Él quiere lo mejor para nosotras, que tengamos salud y prosperemos en todo. 

¡Dios te bendiga!