En la historia del género salsero existen héroes que por la naturaleza de la industria a veces no reciben el reconocimiento que su trayectoria merece. 

Ese es el caso. según mi criterio, del maestro Ignacio Sanabria Vázquez, mejor conocido en el ambiente musical como “Nacho Sanabria”. Un veterano cantante que comenzó su carrera mucho antes de que este género fuera bautizado como salsa.

Es corta esta columna para contar la historia completa del amigo Nacho, pero basta decir que se desempeñó como cantante de las agrupaciones de Rafael Cortijo y Mongo Santamaría, para entender el calibre de la figura a la que me refiero.

Después de varios años “batallando” como cantante de orquesta, el maestro organizó su propia agrupación que bautizó como El sabor de Nacho. Definitivamente, no pudo encontrar mejor nombre para una agrupación en la que pudo desarrollar su propio sabor del formato de conjunto que originó el maestro Arsenio Rodríguez, en Cuba, para comienzos de los años cuarenta.

Este formato con el tiempo se hizo muy popular entre los músicos y fanáticos de este tipo de música. Algunos de los más conocidos: La Sonora Matancera, Joe Quijano y el Conjunto Cachana, Pacheco y su Tumbao, La Sonora Ponceña y más adelante, El Conjunto Clásico.

Interesante por demás que El sabor de Nacho pudo desarrollar un sonido único y un estilo que lo diferencia de estas agrupaciones. Escuchar a Nacho cantando con su “sabor” es como ver una casa bien arregladita. Todo en su sitio bien puesto. Nada sobra y nada falta. 

Imagine el lector un traje hecho a la medida. Una tela de calidad, las medidas correctas, el entalle perfecto… eso es escuchar a este excelente cantante y a su agrupación.

La voz de Sanabria, afinada, suave y cadenciosa a la vez. Es un maestro, cantante que domina el son, la guaracha, el mambo, así como también domina el bolero.

Desde los clásicos Alma primitiva, Mambo Batiri, La ruñidera, Un mundo raro, su versión de Amada amante, hasta Pa’ la calle bailador (una de mis favoritas), se puede apreciar la veteranía de Nacho y su acople perfecto con su grupo.

Cabe destacar que a pesar del tiempo y las diferentes tendencias y cambios que han experimentado el género y la industria El sabor de Nacho mantiene su fórmula original. Escucharlo es un banquete, una buena lección y una irresistible tentación para los bailadores.

Mis respetos como cantante para el maestro Nacho Sanabria y mi invitación a los salseros a que sigan disfrutando del inconfundible... Sabor de Nacho. 

¡Camínalo!