Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
PUBLICIDAD
Félix “Diamante” Verdejo, invicto campeón Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en el peso ligero (135 lbs), retuvo su título el pasado sábado en una amplia, clara e indiscutible decisión unánime en doce asaltos sobre el hasta entonces también imbatido retador brasileño William "Baby Face" Silva.
Pero, esta victoria fue, a su vez, una fea, incómoda, monótona y deslucida por la estrategia escogida por el brasileño de no presentar pelea, montarse en la bicicleta y limitarse a sobrevivir.
Habíamos planteado en nuestro análisis pre-pelea que lo nivelado de este pareo solo existía sobre el papel en términos de récords similares, pero que una vez sonase la campana, habría un mundo de diferencia en términos de calidad entre ambos púgiles y que la pelea se iría rápido de un solo lado.
Más allá de aprender a bregar con la desesperación y frustración de no poder golpear un rival con desplazamiento, este combate aportó bien poco en cuanto a saber si Verdejo (20-0, 14 KO) está ya listo para disputar un título mundial este mismo año. Lo único que diferenció a Silva (23-1, 14 KO) de los diecinueve sacos previos enfrentados por el boricua es que este era un saco montado en un riel que le permitía movimiento.
En términos ofensivos, el brasileño fue totalmente nulo, limitándose mayormente a unos tímidos esfuerzos en el primer asalto. De ahí en adelante, fue todo Verdejo, aunque sin el brillo, la contundencia y puntería de otras ocasiones. Para pelear se necesitan dos, y Silva no vino a eso.
Dijimos que si lograba hacer la cuarta parte de lo que había dicho que haría, habría hecho más que todos los contrincantes previos de Verdejo.
Ciertamente, no hizo ni la décima. Lo que nos trae a que Verdejo continúa su paso hacia una futura oportunidad titular sin enfrentar aun un boxeador “de verdad”. No hablamos de campeones, estrellas o clasificados, solo de que vengan a pelear.
Independientemente de que Verdejo tenga o no la calidad y clase para ser campeón mundial, todavía sigue siendo, en mi humilde opinión, una gran interrogante.