Después del combate entre ambos, el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, campeón mediano (160 lbs) del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y el boricua Miguel Cotto han decidido buscar la “montadera” para sus próximos compromisos enfrentando púgiles que vienen subiendo de peso. 

Álvarez (46-1-1, 32 KO) se medirá al británico Amir Khan el 7 de mayo, mientras que Cotto (40-5, 33 KO) aun se encuentra buscando su rival, barajándose los nombres del mexicano Juan Manuel “Dinamita” Márquez y el ruso Ruslan Provodnikov entre otros. 

Frente a Khan (31-3, 19 KO), Canelo, a mi humilde entender, sólo confrontaría problemas con el desplazamiento del inglés, tal y como le ocurrió con Cottto, a quien derrotó por decisión unánime el pasado 21 de noviembre. 

Por otro lado, no creo que Márquez (56-7-1, 40 KO) ni Provodnikov (25-4, 18 KO), ambos ex campeones mundiales, le durarían la distancia completa a Cotto. 

Además de la diferencia en peso real de pelea, el primero va cuesta arriba por su edad (42 años), la inactividad de poco más de un año y medio sin pelear (hasta la fecha de hoy) y lo golpeado a lo largo de su extensa carrera (debutó el 29 de mayo de 1993), y el segundo por su estilo de pelea. 

Mucho más competitivo, nivelado e intrigante sería un combate frente al zurdo cubano Erislandy “The American Dream” Lara, titular súper wélter (154 lbs) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), además de brindarle la oportunidad de conquistar una nueva corona mundial si está dispuesto a pagar la cuota del organismo, lo que no quiso hacer en su enfrentamiento con Canelo. 

Lara (22-2-2, 13 KO) representa una pelea real e incómoda, siendo una versión mejorada del también zurdo contragolpeador estadounidense Austin “No Doubt” Trout, quien derrotó a Cotto vía decisión unánime el 1 de diciembre de 2012. 

El cubano tendría ventajas en juventud (32 años vs. 35), alcance (74” vs 67”) y estatura (5’9” vs. 5’6”), y muchas más oportunidades de victoria que el mexicano y el ruso, quienes después de unos cuantos buenos asaltos deben desinflarse ante las ventajas físicas del puertorriqueño.