En la víspera del primer aniversario de la muerte del gobernador Rafael Hernández Colón es necesario reflexionar sobre el vacío que creó su partida, como hombre de estado y conocedor excepcional de los asuntos de sana administración pública.

Figura intelectual, carismática y de amplia cultura, que supo enfrentar con audacia, determinación y sabiduría, todos los retos en su gestión pública, siempre con los más altos valores, al servicio incondicional del pueblo y del país.

Al evaluar el desempeño de la administración pública del actual gobierno, vemos cómo desafortunadamente están en última prioridad las necesidades más apremiantes de la gente.

El referente y los estándares de excelencia, que trajo al servicio público Rafael Hernández Colón, en el descargo de sus deberes y manejo de los recursos públicos, están ausentes y contrastan con la burocracia, ineficiencia, e ineptitud, que ha demostrado la actual administración.

Mas aun cuando hemos visto con total descaro e impunidad, el uso del dinero público para el enriquecimiento ilícito de unos pocos, a costa del dolor y la necesidad de muchos. Incluso, durante las catástrofes naturales que han abatido no solo a nuestra economía, sino a nuestro pueblo en general.

Profundo entendedor del pensamiento y obra de Luis Muñoz Marín, Hernández Colón supo planificar y articular con su talento y capacidades intelectuales, una trayectoria ejemplar en la historia, al servicio de nuestro país. Porque la palabra es una fuerza transformadora, cuando viene acompañada de acciones que cambian la vida de los seres y los pueblos.

Rafael Hernández Colón comprendió a la perfección el alcance de estas palabras. Por eso supo inspirar a tantas personas con ética y compromiso al servicio de Puerto Rico.

Peter J. López Norat
Peter J. López Norat (Archivo)

Humildemente, pienso que la nostalgia es una característica muy positiva para inspirar a las personas a retomar las buenas causas. El ejemplo y legado de Rafael Hernández Colón muy bien puede servir para acometer esta nueva encomienda y superar la crisis en la administración gubernamental.

En mis escritos anteriores, “Reflexiones sobre un Patriota”, Hernández Colón siempre tuvo “la fe inquebrantable por la capacidad del pueblo puertorriqueño”. Este pensamiento sobre la capacidad creadora de nuestro pueblo tiene que ser el norte para la superación colectiva de nuestro país.

La crisis que hemos vivido en tiempos recientes tiene que llegar a su fin y debe ser el propósito firme de todo buen puertorriqueño, más aun de cara al año electoral. Solo así podemos retomar las prácticas saludables, para un gobierno al servicio del bien común.

Reitero lo dicho anteriormente: “La buena semilla está ahí. Nos la deja una figura cimera, de gran luz espiritual. Nos toca cuidarla y abonarla para que dé fruto abundante en favor del pueblo de Puerto Rico”.

Este estándar para el manejo de los asuntos públicos nos lo dejó Rafael Hernández Colón. Depende de cada uno de nosotros buscar y defender incondicionalmente las buenas causas para el país.