Impulsar proyectos recreacionales que permitan eliminar los obstáculos hacia la inclusión debe ser parte crucial de la agenda legislativa y del Gobierno. Precisamente, el Senado dio paso la semana pasada al P. del S. 487, de la autoría de la senadora Migdalia González Arroyo, que busca crear la “Ley de Recreación Inclusiva” con el único foco de que todos los parques públicos propuestos a partir del próximo año fiscal estén condicionados para atender a la población con discapacidad. La medida pasa ahora al escrutinio de la Cámara y, si logra cruzar este cedazo, entonces pasaría a la firma del gobernador Pedro Pierluisi para convertirse en ley.

Así que le queda camino a esta importante iniciativa que merece el apoyo de todos y que, sin duda, es un paso determinante para lograr el objetivo de integrar de forma natural a la población con discapacidad a actividades cotidianas.

Ángel M. Arroyo, director deportivo de Special Olympics PR
Ángel M. Arroyo, director deportivo de Special Olympics PR (Archivo)

Que todos podamos ir al parque juntos es una gran forma de inclusión; es la recreación que merecemos. Esto, a su vez, despierta el ánimo de los que tenemos el honor de compartir con personas con diversidad funcional y que hemos visto cómo el deporte y la recreación no solo cambian sus vidas, sino que impactan positivamente la de todos los que los rodeamos. Ellos nos enseñan el valor hacia los momentos de felicidad, hacia los retos de la vida; a apreciar los procesos y no necesariamente estar enfocados en el resultado.

Crear espacios para que estas experiencias se multipliquen en nuestra sociedad es una gota de esperanza para una población marginada. Pero las preguntas que debemos hacernos son: ¿desde cuándo debimos caminar en esta dirección?, ¿con cuánta seriedad vamos a tomar el tema como sociedad? y ¿qué vamos a hacer como individuos para caer en tiempo y razonar sobre el discrimen a esta población?

Es inevitable plantearse que esta iniciativa debió nacer hace mucho tiempo. Sin embargo, tenemos un camino de frente que recorrer y ojalá esto sea el despertar de una revolución de inclusión. Las personas con diversidad funcional presentan unas necesidades que, en muchas ocasiones, están muy marcadas y podemos identificarnos con ellas porque todos -de una forma o de otra- las presentamos y debemos manejarlas a diario. ¡Eso es lo que estamos obligados a entender!

Pero, de igual forma, estas personas nos enseñan a diario la importancia de los valores, la lealtad y el humanismo; las ganas de superar cualquier cosa que para muchos son sencillas, pero que sin ellas es imposible avanzar. Es la inclusión la realidad de la vida en sociedad y es lo que realmente debemos implementar no solo en los parques, sino en los clubes, en las organizaciones, en las agencias de gobierno… en las empresas privadas.

Nos debemos ese paso importante hacia una mejor calidad de vida, pero invito a padres, familiares y amigos de personas con diversidad funcional a que se hagan sentir; que busquen estos espacios, que todos sepan que están presentes con la necesidad de participar.

Según la exposición de motivos de la pieza legislativa, los datos del Censo del 2010 apuntan a que el 20% (726,334) de la población puertorriqueña tiene algún tipo de discapacidad. El Departamento de Educación en su portal cibernético expone que durante el año académico 2019-2020, tenían registrados 103,318 estudiantes con diversidad funcional. Esto representa una gran parte de la población que tiene mucha necesidad y mucho que aportar.

El llamado a familiares y amigos es que se hagan sentir para apoyar el cambio. No solamente es necesario ir a exigir a entidades y al Gobierno, también hay que respaldar de manera activa las iniciativas en favor de esta población. Es decir, que todos seamos parte de la solución y no del problema. Para lograr esto, necesitamos más proyectos como este, más determinación para que las leyes se hagan cumplir y para que todos salgamos al parque a participar. Le tengo fe a la unión de voluntades. ¡Espero verlos en el parque!

El autor ostenta una maestría en Neurociencia Educativa. Es profesor de Educación Física y Director deportivo de Special Olympics Puerto Rico (SOPR). Para comentarios, puede escribir al correo electrónico: deportesopr@gmail.com.