Aunque etimológicamente la palabra nostalgia nos lleva a sentimientos de tristeza, pena o sufrimiento, si bien es cierto que hablaremos de personas que ya no vemos tan a menudo, nos alegrará recordar el tiempo transcurrido y la dicha de haber vivido en una época en donde soñar, disfrutar, crecer e ilusionarse eran la orden del día. Hoy comenzamos desde un nuevo espacio con la misma ilusión y el mismo empeño de que nuestros lectores tomen un tiempo para activar su memoria, repasen el álbum de sus vivencias o, simplemente, añadan conocimientos históricos.

El personaje del cual hablaré se llama Nobel Vega. Para la generación que se criaba en los setenta y los ochenta será más fácil pensar en el “Tío Nobel”, y de inmediato recordarán al hombre que vestido de capitán con su chaqueta cruzada roja, pantalón blanco y gorra de capitán animaba las tardes infantiles de Telemundo primero y luego las de Teleonce.

Pero hay una historia detrás de Nobel que posiblemente muchos desconocen. Él era actor en Cuba. Su chispa para la comedia era evidente y ya en 1954, cuando apenas comenzaba la televisión en Puerto Rico, existen reseñas en revistas mexicanas sobre las habilidades de ese joven comediante.

En 1961, Nobel integra el elenco de una película que se realiza entre Cuba y México sobre el famoso programa radial Los tres Villalobos. En dicha producción sería responsable de interpretar el personaje de “Machito”, el más joven de los hermanos. La película, dirigida por Enrique Zambrano, gustó y se repitió la hazaña con la secuela Aquí están Los Villalobos realizada en el 1962. Nobel figuró en el elenco junto a Ramón Gay, Raúl Martínez, Fernando Osés, Rosa de Castilla y Carmen Guash.

En esa década, Nobel llegó a Puerto Rico y realizó diversas actuaciones. Incluso participó en la telenovela Conciencia culpable donde participaban Alba Nydia Díaz y Pedro Cabrera. Estoy hablando del año 1969. El histrión fue además el “Payaso Bozo” a través de Wapa Televisión. La historia del “Payaso Bozo”, de por sí, es impresionante. El primero que apareció vestido como tal lo fue Pinto Colvig en 1949 en los Estados Unidos. Posteriormente, Larry Harmon compró los derechos de autor sobre el personaje y fue responsable de mercadear las franquicias a través de todo el mundo. Como Puerto Rico no podía quedar atrás, Wapa tuvo su “Bozo” en la figura de Nobel Vega.

Cuando llega la oferta de Telemundo, nació el personaje de “Tío Nobel”, sin franquicias, sin líos legales y con la asesoría del escritor, actor, director y productor cubano Mario Barral, famoso por haber creado La tremenda corte con Leopoldo Fernández. El “Tío Nobel” sirvió, además, para que acompañado de su inseparable Nadine Zayas, construyeran un mundo para los niños y delinearan su espacio dentro de la grey infantil.

Con Nobel aprendimos la importancia de hacer ejercicios para mantener mente sana en cuerpo sano. Nos convencimos de que no se es perdedor, se es un casi ganador y, si lo seguimos intentando, veremos los frutos de nuestro esfuerzo.

Su famoso tocadiscos con la aguja invisible nos alimentaba la fantasía en la dosis suficiente y correcta para soñar y mantener esa ilusión de niño. Y su libro de oro era el premio por el esfuerzo, la persistencia y la constante búsqueda de la excelencia. En secreto acuerdo con las madres y padres, ese libro de oro servía para que los niños mejoraran su conducta, sus hábitos alimenticios y su desempeño.

Cada sección del programa fomentaba áreas específicas de desarrollo cognitivo. Por supuesto, el primer regalo del día era la selección del copiloto del día. Lo que realmente se traducía en otra lección puesto que lleva el mensaje de que si tienes a tu lado a una persona responsable que sepa guiar tus pasos serás un gran capitán de tu destino.

Hoy día, aunque ausente de la televisión y a sus ochenta y tantos años, Nobel no se retira del cariño y del recuerdo de miles de niños que cantaron, jugaron, brincaron, compartieron y navegaron con él. Nuestra nostalgia es alegre y en nuestro libro de oro, el ganador es el “Tío Nobel”.

Hasta la próxima.