Dentro de las diversas aportaciones musicales y culturales que nos ha legado la emisora WIPR, indudablemente se destaca el programa Música en dos tiempos, animado y producido por el recordado Gilbert Mamery. Revisando la historia de este maravilloso hombre de las comunicaciones podemos encontrar todo un camino repleto de experiencias, enseñanzas y andares culturales. 

Con Rafael Ithier. (Archivo)

Hijo de un inmigrante libanés, cuyo apellido originalmente fue Mamary y que cambió a Mamery, desde muy joven desarrolló su pasión por la radio, las artes, el micrófono y la cultura. Con tan solo catorce años comienza un programa llamado Cancionero popular que cambió la forma de presentar y escuchar música a través de ese maravilloso medio que siempre nos llega primero: la radio. 

A los veinticuatro años ya era dueño de su propia emisora de radio en su Mayagüez natal. La emisora WTIL fue la plataforma para que sus inquietudes de coleccionista de música florecieran y llenaran de recuerdos las tardes del área oeste. Gilbert fue promotor y productor de espectáculos desde mucho antes de llegar la televisión a Puerto Rico.  Fue responsable de presentar artistas del calibre de Fernando Fernández, Alfonso Ortiz Tirado, Los Panchos, Juan Legido, Pedro Vargas, Noro Morales, Bobby Capó, Daniel Santos, Sylvia Rexach, Diplo, Benny Moré con Pérez Prado y muchos más como Sandro y Raphael.

Con Lucecita Benítez. (Archivo)

Tuvo su propia agencia de publicidad y en su momento también fue compositor de hermosas melodías que fueron interpretadas por artistas del calibre de Chucho Avellanet y José Antonio Salamán.  Con la llegada de la televisión se abrió una puerta para que este comunicador ocupara espacios importantes que fueran reflejo de su conocimiento, buen gusto y compromiso cultural. 

Gilbert siempre fue un caballero dentro y fuera de las comunicaciones. Un hombre noble, atento, cordial y honesto.  Estableció un estilo de programa que daba honra y respeto a los artistas, los compositores, su legado y su historia.  Ejemplo claro fue el programa realizado en Telemundo bajo el nombre de Los compositores y sus canciones y, por supuesto, Música en dos tiempos a través de las emisoras del pueblo de Puerto Rico.

Junto a Pellín Rodríguez. (Archivo)

Con Música en dos tiempos, estableció un concepto único donde artistas de renombre compartían la escena con noveles intérpretes cuyo talento destacaba y había la seguridad de que escribirían las nuevas páginas de la historia de la música. 

Desfilaron por el espacio televisivo de Gilbert Mamery todos los grandes: Lucy Fabery con Wilkins, Ednita Nazario con Joe Valle, Iris Chacón junto a Davilita, Ruth Fernández con Carlos Camacho, por tan solo mencionar algunas de las exquisitas combinaciones.  

En un mundo actual donde se ha ido perdiendo el buen gusto por la música (sobretodo en la televisión) ya que lamentablemente cada día hay menos programas musicales, recordar las producciones de Gilbert nos sirve de guía para lanzar al futuro proyectos que tenemos que rescatar para el beneficio de los televidentes, el buen gusto y nuestros jóvenes talentosos que muy pocas oportunidades de exposición poseen. 

Con Cheo Feliciano. (Archivo)

Cuando comenzó su propuesta televisiva Recordando con Gilbert Mamery, fue nuestro compañero de labores en la emisora Teleluz, canal 7, de don Tommy Muñiz. Posteriormente regresó a la pantalla de WIPR con una nueva versión de este concepto.  Gilbert fue además uno de los más reconocidos coleccionistas, mundialmente hablando, de la obra de Carlos Gardel (películas, grabaciones, memorabilia).  Mantuvo su ¨Discoteca del recuerdo¨ por décadas y siempre que lo recordamos pensamos en todo lo que podíamos aprender y disfrutar con sus amenas charlas, y encuentros casuales donde quiera que fuera posible.

Gilbert Mamery fue y es un mayagüezano para la historia. Un hombre cuya pasión cultural lo llevó a dedicar su vida a rescatar el valor y legado de cada artista que dio a nuestro país un verdadero eslabón en la cadena de la identidad.  Estaremos siempre en deuda porque gente como él no se repite.  Gracias Gilbert por habernos permitido conocerte y admirarte.