Durante la época de oro de las telenovelas en Telemundo, la productora Esther Palés contaba en sus repartos con la presencia de la actriz Emma Rosa Vincenti. Esta extraordinaria profesional había tenido experiencia en las artes de la representación desde sus años universitarios cuando cursaba estudios en el estado de Kansas y se entrenaba en canto lírico y música.

Antes de la llegada de la televisión a Puerto Rico, comenzó a laborar en la radio en un programa llamado La revista informal. En ese mismo medio inició su carrera como actriz en el programa de corte infantil El país de las aventuras, que dirigía Roberto Pérez Navarro, el recordado “Sócrates” del Colegio de la alegría.  Con su innegable capacidad histriónica, su disciplina y talento, no le fue difícil comenzar a recibir oportunidades para expresar sus dotes. Es ahí que Esther Palés le brinda la oportunidad de realizar radionovelas con las estrellas de la época. Al llegar la televisión, formó parte de los elencos de las primeras producciones dramáticas, aunque se retiró de la pantalla al contraer nupcias, manteniéndose como locutora comercial exclusivamente.

Con la llegada de la década del sesenta, Emma Rosa se integra a Producciones Tommy Muñiz desde donde se convierte en Doña Perfecta, la esposa de “Benjamín” en La criada malcriada.  Posteriormente participó en Esto no tiene nombre, en donde su vena cómica la convertiría en una actriz única. Emma Rosa se reía de todo en ese programa, no bien empezaba a decir el chiste ya afloraban las carcajadas, y lejos de representar un problema, sus arranques de risa se hicieron parte de su actuación utilizándolo como recurso que a ella le funcionó muy bien, pues tenía una risa contagiosa y sincera. Viajando entre Wapa y Telemundo, y transitando entre la comedia y el drama, el rostro de Emma Rosa se hizo parte de nuestra vida. Las novelas de Telemundo realizadas en vivo y sin apuntadores electrónicos (pura memoria) retrataban a una actriz seria, profesional e impecable en sus caracterizaciones.

Según la biografía de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, fueron llegando títulos como: Bajo el vuelo de los alcatraces, El enemigo, La mujer de aquella noche, Juan de Dios, Por qué Dios me hizo quererte, La noche del extraño, Para Elisa, Marcela y Marcelino, Con todo mi amor y El cuarto mandamiento. Su gran oportunidad llegó en la telenovela El hijo de Ángela María, en la que su personaje de “Ángela” se robó el corazón de los televidentes y la llevó al teatro y la pantalla grande con adaptaciones de la misma. 

También colaboró con el programa Desafiando a los genios en calidad de moderadora cuando Jacobo Morales estaba fuera del mismo por sus producciones cinematográficas.

Emma Rosa era una extraordinaria mujer, amable, cariñosa y profesional, que en un momento dado por su capacidad administrativa llegó a dirigir la Compañía de Variedades Artísticas, creada bajo la ley número 16 del 9 de julio de 1973 bajo la gestión de Ruth Fernández, quien era senadora en ese momento, y que en un principio dirigió Tony Martínez, el actor puertorriqueño famoso en Hollywood. Tengo que recordar ese maravilloso esfuerzo que fue herido de muerte en el 1988 con la ley 116 del 20 de julio y finalmente disuelto en el 2003 con la ley 221.  

Emma Rosa comenzó una dura batalla por su salud, no obstante, nunca mermó su alegría ni alejó su sonrisa. Siempre se le recordará con mucho cariño pues fue una dama dentro y fuera de los escenarios. 

Su última participación artística fue en la telenovela Ave de paso que protagonizó Yolandita Monge y que produjeron Ángela Meyer y Camille Carrión para producciones Meca en el antiguo Teleonce. Siempre que pienso en ella recuerdo su sonrisa y su extraordinario encanto para andar por el camino correcto haciendo lo que se vive y viviendo lo que se hace.