Carmen Nydia Velázquez: una artista de verdad
Ha paseado su talento por toda la Isla como actriz y como cantante.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Si voy a ser justo con los recuerdos, tengo que decir que conozco a Carmen Nydia Velázquez desde hace algunos cuarenta años. No puedo olvidar aquellas noches que me escapaba para acompañar a Rosita Velázquez al Cafeteatro La Tea de Abelardo Ceide, en la calle Sol #280 del Viejo San Juan, y es por allí que comienza la historia.
Carmen Nydia era una de las integrantes del Trío Integración junto a Nena Rivera y Jorge Arce; acoplados, afinados e intérpretes de una nueva canción que sería voz y conciencia de aquellos jóvenes de los setenta. Los recuerdo visitando la barriada La Perla y llevando música a una comunidad que respetaba el arte, aplaudía las interpretaciones y se emocionaba con el desfile artístico que allí se daba cita.
Más adelante se incorporó al grupo Moliendo Vidrio con quien compartió más de una década. Ella era la voz femenina del aquel grupo organizado por Gary Nuñez y que al comienzo el vidrio que molían era “con el pecho”. Realizaron maravillosos trabajos y le dieron vida a la nueva canción. Jamás olvidaremos su trabajo con las historias de Abelardo Díaz Alfaro que sigue siendo una de las joyas de la producción musical nuestra y que espero que algún día se pueda editar nuevamente para el disfrute de las nuevas generaciones.
Carmen, quien había cultivado su vena histriónica en el departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico, pertenecía en aquellos años al grupo teatral La Rueda Roja se labraba una carrera como cantante y actriz cuando en llegando los 80, es reclutada por Luis Vigoreaux, hijo para el programa Entrando por la cocina. Allí nació el personaje de “Enriqueta”, la empleada doméstica eléctrica que todo lo limpiaba y que suspiraba por “Policarpio”, el handy man caracterizado por Shorty Castro. Finalizando esa década surge también El Kiosko Budweiser y con el llegó a la vida “Susa Cruz Aviles” de la que Carmen Nydia no ha podido desprenderse aunque inteligentemente ha sabido mantener distancia entre la cantante y la comediante.
El éxito de su personaje ha sido de tal magnitud que la ha mantenido vigente en la radio, la televisión, los teatros y hasta en las convenciones de partidos políticos.
Carmen Nydia integró también una de las versiones del grupo Nuestro Teatro de Carlos Ferrari. Allí realizó obras como: Puerto Rico fuá, Con el agua hasta el cuello y Como chava Chendo. En los 90 también demostró la seriedad de su entrega con la pieza El inconfundible estilo de Gertrudis Barrio Nuevo, obra del propio Abelardo Ceide que les hablé al principio. Grabó un disco de boleros cuando entendía que era su Tiempo para cantar y fue invitada al Festival de Boleros en Cuba.
Fue recipiente del premio Bohemia del salón de la fama de la música cuando esta entidad instituyó dicha categoría junto a José Juan Tañón y este que les escribe. Ha sido una mujer trabajadora, luchadora que se reinventa que en unión a su Quique producen, administran negocios y no le tienen miedo a las faltas de oportunidades porque cuando no las ven, las crean.
Carmen Nydia Velázquez es una artista completa que sabe de música, que conoce la seriedad de hacer comedia y que para ella la palabra amistad no tiene comparación. Basta con ver como ha sido su hermandad junto a Víctor Alicea (“Epifanio González Villamil”) por casi treinta años. Es una actriz de grandes recursos que no le tiene miedo a decir las cosas como son y a llamarlas por su nombre. Por eso cuando la situación de los programas enlatados se hizo insostenible para el artista boricua, junto a Víctor realizó el espectáculo Fuego a la lata en el Centro de Bellas Artes de Caguas, teniendo como invitada especial a Awilda Carbia. Siendo esta la última vez que se presentaría la dama de la comedia en un Teatro de Bellas Artes.
Carmen Nydia ha paseado su talento por toda la Isla como actriz y como cantante. Sigue realizando bohemias directas al corazón y produciendo carcajadas con las ocurrencias de su chispa histriónica dentro y fuera de su Puerto Rico del alma.