La sanación y el bienestar son un proceso activo. Nos ocurren cosas que nos mueven. Algunas se sanan solas y tienen un proceso en curso que va en automático. Otras requieren de un empujón para sanar. La mayoría de lo que hay que sanar tiene capas. Lo mejor que podemos hacer ante el pasado es saber que constantemente forma parte de nuestro proceso evolutivo. En vez de decir que estamos sanos es saber que nos sanamos de situaciones y surgen otras para sanar. Esa es la constante dinámica de nuestro ser.

A todos nos ocurre que el pasado nos deja huellas. Algunas son agradables y otras no. Por un lado, se tienen las memorias mentales que agrupan todos los recuerdos conscientes. Es esta memoria la que puede ser más accesible a nosotros. La mente usualmente escoge resaltar algunos sucesos de manera repetida hasta que le encontramos una ubicación en nosotros que nos permite seguir adelante con ello, pero sin detenernos.

Por otro lado, se encuentra la memoria emocional. Esa memoria es puramente somática. Es almacenada en el cuerpo y su contenido es muchas veces inconsciente para la mente. El cuerpo está constantemente procesando toda la información que altera el sistema nervioso. En la medida que ocurre se almacena. Es en esa memoria que se almacenan nuestros sentires, las reacciones, los patrones y toda respuesta emocional a los eventos determinantes de nuestra vida.

En muchos momentos, es la combinación de estas dos memorias lo que hace que, constantemente, se necesite sanar el pasado. Es importante pensar que el pasado es todo aquello que hemos vivido y no se limita a la niñez, aunque también le incluye.

El proceso de sanar el pasado comienza por pensar que es posible sanarlo. Conjuntamente se necesita reconocer que es un proceso y que no hay una formula mágica para ello. Luego con mucha paciencia y compasión adentrarse para mirar, sentir, repensar y conscientemente ubicar en nuestra mente y cuerpo lo que hemos vivido.

Aquí algunas recomendaciones de cómo hacerlo:

1. Constantemente pregúntate: ¿qué siento que debo sanar del pasado?

2. Declara: Esto es sanable

3. Piensa en ¿qué lo hubiese hecho sano?

4. Intenta cambiar la historia en el presente. Llena tus necesidades de ese momento ahora.

5. Cumple con las expectativas que tenías para entonces.

6. Promete que ya no quieres eso en tu vida.

7. Honra tu dolor. Llora si lo necesitas.

8. Descansa.

9. Llévate suave en el proceso

10. Siente.

11. Repasa todo aquello que consideres fue duro para ti o aunque no lo reconozcas conscientemente, entiendes, que para cualquier persona debió ser duro.

12. Reconoce que las vivencias todas dejan algún impacto en ti. La meta es descifrar y apoyar tu mundo interno a sanar lo que haga falta.

13. Medita y busca espacios de silencio.

14. Lleva a cabo actividades motoras que te permitan conectar con lo que sientes.

15. Busca ayuda profesional para profundizar en cómo llevar el proceso.