La mitad del año nos lleva a profundizar en nuestros compromisos personales y a re-pensar cómo queremos ser parte del cambio para nosotros y el mundo entero. Ya tuvimos un eclipse el pasado 5 de junio. Ese esclipse estaba vínculado a una serie de eclipses que vienen desde el 2018 promoviendo que estructuras, patrones y lo que no funciona a nivel individual y colectivo se transforme. Ahora se acercan dos eclipses para que cuestionemos nuestro sendero. El 21 de junio es el segundo y es uno solar. El tercer será lunar el 5 de julio. Esta es la forma del Universo encaminarnos sobre todo en momentos socialmente difíciles. Por eso es importante aprovechar el tiempo antes de que lleguen los eclipses, el del entremedio y, sobretodo, el tiempo luego de los eclipses.

Los eclipses están enmarcados con la energía de Mercurio Retrogrado que comienza del 18 de junio hasta el 12 de julio. Como siempre, el tránsito de mercurio retrogrogrado complica las comunicaciones, trae dificultades con los electrónicos, medios de transporte y nos trae un aire de irritabilidad en general. Aunque este es el estado general de las tres semanas que dura el tránsito. No es casualidad el malestar que experimentemos. Hay que mirarlo, ponerlo en la perspectiva y la ecuación para el progreso. De nada nos sirve coger las cosas personales en este periodo o perder la paciencia en la diligencia de las cosas. Particularmente en el día a día esperemos dificultades que serán pasajeras pero que estarán.

Es importante recordar que los eclipses nos enfrentan a la energía dual del yin & yan. Las polaridades se acentúan y se mantienen presentes. Esto hace que los meses de junio y julio tengan el potencial de ser un mes favorable o desfavorable según como nosotros nos enfoquemos en él. El ambiente se intensifica con la aparente presión de toma de decisiones inmediatas e imprescindibles. Las vulnerabilidades internas afloran e intentan desestabilizarnos a nivel emocional.

Si nos mantenemos centrados y escuchando nuestro interior, todo esto nos ayuda a enfocarnos en el camino al bienestar. Hay que salirse de la actitud de escasez, de frustración, pesimismo y del “yo no puedo”. Es clave también ayudar a nuestro cuerpo a mantenerse saludable para que sea entonces el vehículo con la energía vital suficiente para seguir en la búsqueda de movilizarnos del estancamiento. Tanto nuestros miedos como las inseguridades nos ponen a prueba. Pero es solo eso, una prueba. Tenemos ahora mismo todos los recursos para superarlas. La clave es no insistir demasiado en lo que no funciona o lo que no nos hace feliz. Aceptar el cambio aunque, de momento, sea doloroso. Revisar nuestras metas más sublimes que incluyan el propósito de vida. También debemos dejarnos acoger por la felicidad.

Trabajemos con el auto concepto y con la valoración personal. Pensar que merecemos lo mejor ayuda. Por ende, es importante que enfoquemos en mejorarnos como personas en este momento cumbre. Demos más de lo mejor que tenemos. Y para aquello de nosotros que no nos gusta o nos preocupa hagamos los ajustes internos para transformarlos. Respetemos el proceso. Mientras más internamente mantengamos la atención, lo de afuera se organiza sin mucho esfuerzo. Esperemos que el principio de la libertad y del liberarnos nos acerca más a lo que queremos.

Los eclipses y el mercurio retrógrado dan la oportunidad de sacudirnos para asumir una nueva vida. Una vida más liviana y a tono con lo que nos hace vibrar de una forma más genuina y elevada en nuestro desarrollo como personas. Es otra gran oportunidad para hacer contundente por nuestro bien, por la felicidad personal y colectiva. El hacernos cargo de lo individual es la forma de manejar el cambio y la transformación colectiva que necesita Puerto Rico y el mundo.

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