Dentro de la trayectoria de un psicólogo son muchos los casos que llegan a nuestras oficinas de amores colapsados, destruidos. Quizás una de las partes busca todas las herramientas posibles e imposibles para que su pareja no termine la relación por amor o por costumbre.

Todos queremos amar y ser amados. El tener pareja es algo que aunque en algunos momentos de nuestras vidas no parezca tener gran importancia, llega el momento en que sí la tiene. Mas aun en momentos como el que vivimos donde el COVID ha confinados a la soledad a muchos. En ocasiones llevándonos a mantener relaciones disfuncionales.

Cuando se pierde al cónyuge, cuando se termina una relación por la razón que sea pero sin estar de acuerdo podemos decir que el amor no es importante en nuestra vida.

El pensar de esta manera no es nada malo, son etapas de cada persona y creo que todos las hemos vivido.

Pero ¿qué hay cuando una persona se aferra a un amor que duele, cuando queremos mantener una relación que no es recíproca o cuando nos dicen ya no te amo?

¿Vale la pena luchar?

Hay personas que se aferran a una relación por los hijos, porque se casaron para una vez en la vida, porque es lo único que conocen como amor o porque realmente aman.

Debo comenzar diciendo que para querer tienen que querer dos.

Cuando una persona le verbaliza a otra que no la ama llega la incredulidad, los por qué y los auto reproches.

En ocasiones buscan mil y una maneras de mantener una relación donde el amor se ha terminado. Se auto evalúan, hacen cambios a nivel físico y comienzan a tratar de mejorar las cosas por las cuales su pareja se quejaba.

No necesariamente fueron esos los problemas que trajeron en desamor. Tristemente la auto flagelación , el pedir perdón, llamar, textear palabras de amor o echarse toda la culpa no necesariamente hace que el amor regrese. Al contrario puede llegar a alejar más a la otra parte.

El apego a una persona que no te ama se asocia con la pérdida de control y no podemos controlar el que nos amen.

La parte más dolorosa de aferrarse es que emergen conductas hasta cierto punto obsesivas. Llamadas a la otra parte, aparecerse en las áreas que frecuenta, pedir otra oportunidad, escribirle aun sin tener repuestas.

Mientras más distante esta la otra parte más crece la necesidad imperiosa de hacer algo para atraerla.

Estas conductas lo que ocasionan es traer más dolor, lacerar más la autoestima y sentirse humillado.

Cuando el amor de tu pareja ha terminado, aunque sigas amando debes poner un alto y pensar en ti.

Pregúntate: ¿Quieres que estén a tu lado por pena?

El amor tiene límites y el límite es cuando dejas a un lado el amor propio.

El tiempo sana las heridas pero en lo que llega la sanación debemos trabajar para no llegar a una depresión hay ciertas cosas que se deben hacer:

-Distánciate aunque te duela, dolerá menos que el rechazo.

-Involúcrate en actividades donde ocupes tu tiempo y tu mente.

-Acércate a amistades de las que quizás te has separado por estar en una relación.

-Permítete sentir, llorar pero date un tiempo para esto. Escribir lo que se siente puede servir de desahogo pero NO se lo envíes a la otra parte.

-Deja las culpas a un lado.

Si vives un amor no correspondido ten presente que el dolor pasa, la desilusión y el apego también. Toma tiempo y no es fácil paro no te sentirás así por siempre. Concéntrate en el amor propio y si alguien no te ama como te gusta que te amen es mejor que te dé la oportunidad de seguir adelante.

Si deseas coordinar una cita con la Dra. Ingrid C. Marín Espiet, Psicóloga Clínica puedes comunicarte al 787-222-4999 o vía email: imarinespiet@gmail.com