Columnista invitada: Melina León, cantante

Les escribo desde la cama de un hospital en Miami, donde me encuentro luchando contra el COVID-19.

A principios de la semana pasada, tras ser diagnosticada, comencé a experimentar falta de aire, debilidad, falta de ánimo y cansancio. Me dije: ‘Wao, me tocó’.

Confirmé la vulnerabilidad que todos tenemos ante este virus, el tener que enfrentarlo justo cuando comenzaba a disfrutar de una nueva experiencia a nivel profesional, que me tocara fuera de mi país y lejos de mi familia, fueron cosas que invadieron mi pensamiento… Es un proceso doloroso y más cuando estoy fuera de mi casa y alejada de los míos.

El poder de la mente es fuerte y aunque a veces me siento triste, nerviosa y con miedo, sus oraciones y sus mensajes me levantan el optimismo. ¿Con qué batallo mentalmente a cada minuto? Lo peor ha sido trabajar con mis pensamientos; la incertidumbre, el miedo que genera esta enfermedad, máxime cuando se sabe que personas han muerto por causa de ella y muchos han fallecido solos en dolor emocional y tristeza. El tener mi familia físicamente lejos y pasar este proceso sola en un hospital, son cosas que me han marcado significativamente.

Sé que se preguntan si me cuidé y aunque pudieran pensar lo contrario, SIEMPRE me cuidé, cumplí con los protocolos establecidos para evitar el contagio. Simplemente, me tocó.

Si algo tuviera que hacer distinto, es no confiar en las personas, pues desconocemos el cuidado que se dan frente a este virus, no sabemos sin son portadores y asintomáticos, el cuidarnos es nuestra responsabilidad aun cuando otra persona pueda decirte que está bien y en salud.

Desde aquí les exhorto a todos a reforzar su cuidado frente a este virus, a no bajar la guardia, pues no sabemos cómo será manifestado en su cuerpo, ya que las reacciones son variadas. El creer que eres saludable, atlético, no son razones para confiar.

Gracias a Dios, estoy mejorando. Con el tratamiento de plasma y con lo que actualmente me están suministrando -remdesivir- me he sentido más fortalecida. Remdesivir es un tratamiento por vena y sumamente efectivo para combatir el virus.

Pero lo que también me ha ayudado es cambiar mis pensamientos; venciendo el miedo y cambiándolo por pensamientos positivos. El leer cada mensaje recibido por tanta gente que me ama ha sido, sin dudas, un aliciente para mi vida en estos momentos.

Los doctores me dicen que voy mejorando poco a poco y que mi cuerpo está reaccionando de manera positiva a los tratamientos. De igual manera, que me mantenga positiva, pues es clave esencial ante este proceso.

Hoy me siento fortalecida gracias a Dios, a sus oraciones y a todas sus muestras de cariño. Les pido que por favor continúen. Sé que en la vida todo tiene su propósito y, aunque a veces duele y no lo comprendamos de momento, sé que Dios tiene un propósito. Tengo mis motores listos para seguir pa’lante, porque mi tanque está lleno del amor de todos ustedes.

Gracias por preocuparse. ¡Los amo!