Quiero comenzar este escrito con positivismo. Soy una mujer de mucha fe, no solo en Dios, sino en mí misma. Todos los días, suelo subir en mis redes sociales mensajes positivos que le sirvan, motiven o inspiren a otras personas y contagiarlos de optimismo.

A pesar de haber pasado por experiencias y golpes fuertes, he sabido levantarme de esas caídas y en cada una de ellas lo he hecho con más fuerza y ahínco porque la vida, a pesar de sus altas y bajas, siempre trae luz al final del camino.

Por eso hoy te hablo a ti, a quien llevas un peso, una sobrecarga en tus hombros. A ti que eres víctima de violencia de género. Así como el sol sale cada día, así puedes salir de ese ciclo vicioso que te atrapa. Lo más importante es que lo reconozcas y busques la ayuda, no solo de protección, sino esa ayuda que va a aliviar tu alma y te hará quitarte el velo que cubre tus ojos para que puedas salir airosa, como guerrera de la vida.

Así que decido hoy compartir con ustedes unas palabras que me llevaron a hacer un análisis hace un tiempo atrás, que las considero no solo hermosas, sino de gran valía y que debemos aplicarlas.

Primero, “la vida me enseñó que se aprende más escuchando que hablando”. Qué gran verdad y es que a veces no escuchamos los que se nos dice. Vemos el consejo de un familiar o de un amigo como un regaño y no necesariamente es así. El que está afuera ve más que nosotros y si prestáramos más atención a lo que nos dicen quienes los que nos quieren, serían menos los errores y tomaríamos mejores decisiones. Además, siempre podemos encontrar algo interesante en lo que otros digan.

Segundo, “el respeto y la educación abren más puertas que el dinero”, cuán cierto. El dinero ayuda a proveer comodidades, pero no compra la felicidad. ¿De qué vale tener lujos, pero estar vacío por dentro? Recuerda, el conocimiento te abre las puertas al éxito y da satisfacción. La educación te hace más humilde y abre caminos.

Tercero, “una sonrisa te hace más atractivo que cualquier prenda de vestir”. Al sonreír demostramos tener un corazón sano, alegre y simpático. Una sonrisa no cuesta nada, pero tiene un valor incalculable.

Cuarto, “la actitud nos define, nos acerca o nos aleja de los demás”. Mantengamos actitudes buenas como el respeto, la compasión, la amabilidad, la paciencia y la tolerancia.

Quinto e igual de importante, “el amor se siente, pero debemos aprender a elegirlo”. Sobre todo, ese amor de pareja que a veces destruye, que deja heridas abiertas en algunos y cicatrices en otros. El dolor a veces nos hace falta porque nos hace crecer, madurar, ganar sabiduría. A veces nos hace falta ser como el águila, que se despoja de su plumaje y hasta se parte el pico para renacer. No permitas que el sentimiento más puro y bello, que es el amor, te arrastre a un callejón sin salida. Primero, enamórate de ti, de esa belleza interior que llevas. Enamórate de la vida, a pesar de sus penas y alegrías, porque siempre habrá momentos inolvidables. Ama y ámate intensamente. Aprende a disfrutar cada día.

No quiero despedirme sin darte este pensamiento: “Nadie opaca lo que por naturaleza brilla”.