Este pasado sábado celebramos el Día del Planeta Tierra. Es un día que se observa desde los años 70, instituido para crear consciencia sobre la necesidad de preservar nuestro medioambiente. Ese día, en el aeropuerto de Aguadilla tuvimos la oportunidad de compartir con miles de personas durante la visita del avión cazahuracanes.

Grandes y chicos tuvieron la oportunidad de conocer la tecnología que nos permite hacer pronósticos certeros durante la temporada de huracanes. También pudieron conversar con la tripulación de la impresionante nave, entre los que hay dos puertorriqueños.

Me entusiasma mucho ver el interés por los temas relacionados al ambiente, principalmente entre las generaciones más jóvenes que, afortunadamente, tienen mucha más consciencia de estos asuntos, que mi generación o las previas a la mía.

Tengo mucha esperanza en que sean ellos quienes nos salven de los errores del pasado. Pero ahora mismo, pues hay muchas cosas que podemos hacer todos y todas inmediatamente, para ayudar a reducir la huella del ser humano en el planeta.

Por eso les comento lo que hacemos en mi hogar para poner un granito de arena en la lucha contra el daño ambiental. Por ejemplo, el manejo de los desperdicios sólidos en mi hogar ha cambiado totalmente en los últimos años. Comenzando porque ya, prácticamente, no utilizo platos, ni vasos o cubiertos desechables.

La cantidad de basura que generan los artículos desechables es enorme, y es innecesaria. La realidad es que con un mínimo esfuerzo -que sería lavar todo lo que usamos- se puede eliminar totalmente ese tipo de desperdicio. Es un pequeño sacrificio con un gran beneficio.

Otro cambio que podemos realizar es evitar los empaques o plásticos de un solo uso. El más generalizado son las botellas reusables, principalmente las de aluminio que, afortunadamente, muchas personas están usando ahora con frecuencia. De paso se ahorra el costo del agua embotellada. También procuro usar bolsas de tela para comprar vegetales, en lugar de las bolsas plásticas que provee el supermercado. El objetivo es generar menos basura cada vez.

Por supuesto, las bolsas plásticas para la compra deberían estar ya fuera del panorama, pero sabemos que ahora las personas no dan buen uso a las que venden los comercios. Estas no son desechables ni biodegradables, así que no deben ser echadas a la basura. Yo procuro siempre llevar mis bolsas de tela al supermercado o a la farmacia. Crear la costumbre no ocurre de un día para otro, toma tiempo, pero lo más importante es empezar.

Otra práctica recomendable es hacer composta. Los desperdicios orgánicos en mi hogar van a un zafacón distinto que luego, una compañía dedicada a hacer composta para abonos agrícolas, recoge y procesa. Esto tiene muchos beneficios, el primero y más notable es que la basura regular se ha reducido y ya no tiene malos olores, ni moscas, o mimes. El recogido de los desperdicios para composta tiene un costo, tal vez es lo único que las personas pueden objetar, pero en ese caso, puede usted aprender a hacer su propia composta.

El último consejo que les dejo es que traten de disponer de sus desperdicios mediante el reciclaje. En algunos municipios se recogen los materiales para reciclar, como el cristal, el cartón, el aluminio y algunos plásticos. Si en su pueblo todavía no hay un programa de reciclaje, exíjalo y aproveche que las elecciones están ya cerca. Triste es que no hay compañías que se dediquen al reciclaje localmente, pero exportan los desperdicios y por lo menos en algún lugar le sacan provecho a lo que, eventualmente, se convierte en materia prima.

Para el gobierno central, esta es la petición: convertir el reciclaje y la reducción de basura en política pública efectiva. Las leyes ya existen y nuestros vertederos ya no tienen mucho tiempo de vida. No esperemos a que ocurra otra gran crisis para actuar.