Si yo fuera el presidente del Baloncesto Superior Nacional (BSN), Fernando Quiñones, estaría deseando que esta temporada 2017 finalizara lo más rápido posible. Quiñones, quien está en su segundo año como mandamás del organismo, ha tenido una campaña de pesadilla. 

El traslado de Humacao a Isabela, la expulsión de su apoderado Daniel Maes, la suspensión del gerente de Bayamón, Franklyn Western, y ahora la agresión de un excoapoderado a un árbitro en medio de un juego de la postemporada han empañado un torneo muy competitivo dentro del tabloncillo. Pero lo cierto es que Quiñones y los propios apoderados de la Liga han sido responsables de lo sucedido en cierta manera. Para empezar, Maes comenzó ‘pelao’ el torneo. Antes del primer silbato de la campaña, Maes ya estaba solicitando un préstamo de $20,000 a la Liga para pagar unos impuestos y poder recibir $100,000 de la aportación municipal del alcalde de Humacao, Marcelo Trujillo. Desde el saque ya algo andaba mal y la Liga no hizo nada para atender esta situación. 

En el organismo no existe ningún mecanismo para evaluar la realidad económica de las franquicias de una temporada a otra. Entiendo que es algo básico en cualquier corporación. Maes empezó con el pie izquierdo y Humacao tuvo que ser trasladado a Isabela en medio del torneo para salvar su temporada. Entiendo que para el BSN fue bochornoso tomar esta decisión. ¿Dónde queda la credibilidad ante los auspiciadores? 

Y en pasados días se registró un lamentable incidente cuando el exadministrador de los Indios de Mayaguez, Carlos Crespo, golpeó a traición al oficial Ricardo Rodríguez. Pero, ¿cómo llega Crespo a los Indios? Sencillo. Por segundo año al hilo, Quiñones y la junta de directores le permiten al apoderado Luis ‘Ito’ Vargas entregarle la franquicia a otra persona para que asuma la administración. Y Crespo nunca fue evaluado al tratarse de un coapoderado. Esto tiene que cambiar. El BSN no puede seguir dándole entrada al primero que aparezca para salvar un equipo. Hay que darle más seriedad y profesionalismo al asunto. Por estas situaciones, cualquier árbitro le cantaría una falta técnica al BSN.