Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Bueno, my friends, estamos a punto de que todo se acabe. Estamos a pocas horas del fin del mundo. Pero yo digo que el mundo sencillamente no se puede acabar mañana y es porque me faltan muchísimas cosas por hacer. Sería muy injusto que por un capricho de los mayas, el mundo se acabe dentro de unas horas y yo me quede sin hacer todo lo que deseo hacer. Aquí les presento tan sólo 10:
1. TENGO que ir a Irlanda e Isla de Pascuas.
2. Me encantaría vivir par de años, errante por Europa (tal vez Portugal y España), viviendo de trabajitos simples como mesero o barista. También podría escribir par de articulitos y enviarlos desde allá.
3. Quiero vivir un tiempo corto (tal vez seis meses, tal vez un año) en alguno de esos poblados que he visto en el medio del desierto de Utah o el norte de Arizona. Sencillamente amo las inmensidades del desierto. Sí, también podría escribir artículos desde allá.
3. Tengo que ver un concierto de Iron Maiden o Metallica en Suramérica, en uno de esos estadios de fútbol para más de 100,000 personas.
4. Quiero ir al festival Burning Man (en el desierto Black Rock, en Nevada) y escribir un artículo sobre esa experiencia.
5. Deseo ver el aurora borealis, preferiblemente en Islandia. Esa invitación ya me la hizo el amigo Johann Thorgeirsson, un islandés que adoptó a Puerto Rico como su segunda patria. Ya me refirió a gente que conoce que me puede llevar en un tipo de safari a los lugares en los que se ve más espectacular.
6. Tengo que ir a un concierto de Gogol Bodello o de Flogging Molly. Pueden ser en cualquier lugar, pero si el de Flogging Molly fuera en un pub en Irlanda, sería poético.
7. Quiero hacer un road trip épico, no tan corto como los que usualmente hago; algo así como de Alaska a Tierra del Fuego; cruzar todo Canadá por la Transcanadienne; una vuelta a Suramérica; una vuelta a Europa, incluyendo a Escandinavia; una vuelta a Austalia…
8. Quiero publicar libros: sobre mis viajes; sobre los autos preciosos que he visto por el mundo; sobre la gente que he visto y con la que he hablado; libros de cuentos muy torcidos; libros de cuentos serios y sí, par de novelas.
9. Tengo que tirarme en patineta por los pasillos en espiral del museo Guggenheim de Nueva York.
10. El más imposible de todos (y genuinamente creo que el planeta explotará desde adentro antes de que esto suceda) es que quisiera más que nada que a todos en mi pueblo les regresara el orgullo de ser puertorriqueño. Y no me refiero al “orgullo” cafre y combativo de “¡Soy boricua pa’ que tú lo sepaj!”. Me refiero al genuino, ese que sale de bien profundo de uno mismo y que te hace sentir una cosquillita en las esquinitas de los ojos cuando escuchas una canción como “Preciosa” y en “En mi Viejo San Juan”. Si se les enseñara desde ahora a los niños a amar al país de esta manera, tendríamos una próxima generación con muy pocos puertorriqueños malos. Si todos aprendieran a amar al país así, habría muy pocos criminales, muy pocos malos hijos, muy pocos malos padres y muy pocos malos políticos.
Por eso les digo, primero explotará el centro del planeta antes de que esa número 10 se convierta en realidad.